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Boxeo | Sobrino de Urtain

Pablo Ibar obtiene la nacionalidad española

Primer paso para salir del corredor de la muerte. Optimismo en la familia. Su abogado, Peter Raben, presentará la apelación en 40 días.

EN VILO. Pablo Ibar espera noticias en el corredor de la muerte.
ENRIQUE OJEDA

Pablo Ibar comienza el año 2002 con un optimismo inusitado, incomprensible para sus compañeros de galería de la prisión Starke, como él condenados a la pena capital en un Corredor del que sólo se sale con los pies por delante... salvo excepciones, como la de Joaquín Martínez, el español que ahora goza de libertad tras la revisión de su caso. Su misma celda (¿simple coincidencia?¿premonición?) la ocupa ahora un Urtain, que cuenta las horas para comprobar si la maldición de la dinastía del caserio guipuzcoano de Cestona por fin cambia de signo.

Cándido, viejo pelotari profesional y hermano del boxeador José Manuel Ibar, el que popularizó el apelativo Urtain y su leyenda en España, pasó las últimas horas del año 2001 con su hijo Pablo: "Fui a verle con su hermano Miguel. Nuestra estrategia se mantiene invariable desde el primer día: seguimos dándole ánimos, visitándole todas las semanas, para que su moral no se resquebraje".

Los Ibar están convencidos de que esta ha sido la mejor Navidad de la familia en los últimos siete años, y eso que en los seis primeros sobre Pablo aún no recaían tres condenas a muerte en firme: "Pero en los seis primeros años él no veía la luz, no podíamos siquiera tocarle. Se le veía a través de los cristales, pálido, demacrado. Esta vez, sin embargo, su esposa ha estado con él los tres días de Navidad, paseando juntos en el recinto de Starke".

Si son esos pequeños detalles los que animan la vida de un preso condenado a muerte en Estados Unidos, otros apuntan a que el futuro es esperanzador. El pasado 27 de diciembre, en el último Consejo de Ministros de Aznar, se aprobó la concesión de la nacionalidad española para Pablo, y su padre considera que "en dos meses ya tendrá su nuevo pasaporte", lo que supone la ayuda oficial de la Embajada española: 100 euros al mes para sus gastos, pero, lo más importante, la ayuda institucional.

Esperanza. Para Cándido, el portavoz de la familia, "Pablo se encuentra fuerte, física y moralmente. Ahora se vislumbra un punto de luz en el horizonte". Sí, porque el abogado Peter Raben espera presentar la apelación en los próximos 40 días "y tiene suficiente material como para conseguir que se revise el caso, porque Pablo no tuvo un juicio justo, porque se manipularon pruebas, y porque su defensa no fue profesional para un hombre acusado de tres asesinatos (el dueño de un salón de baile de dudosa moralidad y de dos bailarinas)". En esa apelación, está la vida de un joven, y de una familia entera que soporta la misma angustia. El gasto inicial ya es importante: 150.000 dólares (27 millones de pesetas, 162.000 euros).

"Ese dinero prácticamente ya está recaudado gracias a la aportación voluntaria de muchos españoles (especialmente vascos) sin necesidad de haber agitado esa petición. Sí, Pablo está teniendo apoyo moral, aunque si gana la apelación vendrá la parte más dura y cara de la causa", explica Cándido.