Alberto Entrerríos fue letal en su regreso a León

El Barcelona respiró a 10 segundos del límite, cuando falló Errekondo el balón del empate cara a cara con Barrufet. Había respirado antes, cuando tenía cinco goles a diez minutos del límite, o con tres de renta en la recta final, pero en el momento decisivo todo estaba en el aire. Hasta que Errekondo intentó una ingenua vaselina, casi igual que la rosca de un poco antes, que también le detuvo el internacional del Barça.

Fue la tónica de un partido intenso, bonito, espectacular y emocionante. Alberto Entrerríos al margen, que se marcó un partido de fábula en su vuelta a casa con la camiseta visitante, el Barcelona ganó por la suerte que le faltó al Ademar en los momentos cruciales: pérdidas de balón en contragolpes claros, faltas de ataque, criterio arbitral más riguroso que con los azulgrana...

Ayer el Barcelona tal vez jugó uno de sus mejores partidos del año, si bien es cierto que el Ademar fue menos sólido en defensa que otras veces quizá por la ausencia de Colón para dar relevos. De ahí los 30 goles azulgrana, que necesitaba aire tras el tropiezo de hace una semana en su

cancha ante el Valladolid.

Al Ademar se le fue el encuentro también por la merma de recursos humanos (Lvov no aportó nada; Krampau, ni jugó). El golpe moral de la renovación de Casper (le quería el Barça) no fue suficiente ante un Alberto Entrerríos pletórico y letal. El orgullo fue lo que le mantuvo vivo al Ademar hasta el instante final.

Sin excesiva brillantez y sin hacer grandes exhibiciones, pero controlando siempre el ritmo de todos sus partidos, como ayer ante el Altea, el Portland San Antonio acaba la primera vuelta como líder de la Asobal (segunda semana consecutiva en ese puesto) y con el título honorífico de campeón de invierno.