La alemana Katrin Krabbe y el estadounidense Harry Reynolds suponen claros antecedentes de lo que ahora ocurre con Dana Cervantes. Los dos fueron sancionados por presunto dopaje, ambos acudieron a los tribunales ordinarios de Justicia, ganaron en sus juicios respectivos y exigieron compensaciones multimillonarias a la Federación Internacional (IAAF).

Katrin Krabbe, campeona europea y mundial de 100 y 200 metros en 1990 y 1991, fue supuestamente cazada ese mismo año en un control antidopaje por sorpresa de su federación, pero este control estaba plagado de errores de procedimiento.

Fue sancionada un año por Alemania y dos por la IAAF. Un tribunal muniqués decidió recientemente que este organismo debería pagarle el equivalente a 100 millones de pesetas. La IAAF ha recurrido el veredicto.

Por su parte, Reynolds, plusmarquista mundial de 400 hasta que Michael Johnson le arrebató el récord en Sevilla 1999, y que dio positivo en 1990, le ganó también un juicio a la IAAF en Estados Unidos. Debía percibir una indemnización de 4.700 millones de pesetas, pero fue recalificado y llegó a un acuerdo para recibir una cantidad muy inferior.