Líder humilde por fuera y por dentro

Los bastidores del Alavés demuestran que este club también es humilde en el trabajo del día a día. La entidad está estructurada con bastante criterio y el secreto reside en la versatilidad del personal. Cuando hace dos semanas el Alavés tuvo que retirar la nieve de Mendizorroza para poder disputar el partido ante el Espanyol, tiraron de pala y carretilla, entre otros, el director general de la Fundación, Alfonso Arriola; el jefe de prensa, Frederic Alzola o el delegado de la primera plantilla, Agustín Abascal.

Todavía queda en la retina de todos el día en que se echó abajo la antigua sala de prensa, y el entonces responsable de los medios, Alberto Olalde, se pasó un día entero picando un pedestal de mármol. Si hay colas en las oficinas, el vicepresidente, Paco Liberal, se convierte en dependiente improvisado. Si hay que poner en pie una campaña publicitaria, el director general del club, Miguel Angel Pascual, se persona en la radio para supervisar la grabación de las cuñas. A nadie se le caen los anillos. Disponibilidad y versatilidad total.

Actualmente, el club cuenta con seis personas encargadas del mantenimiento de las instalaciones, diez dependientes en las tiendas, un abogado para el departamento jurídico, un periodista como jefe de prensa, dos comerciales, dos contables y dos secretarias. En torno a la primera plantilla trabajan Mané y tres asistentes, tres médicos, un fisioterapeuta, un masajista, un delegado y 22 jugadores. En total, unos 60 empleados. Por otro lado, el fútbol base moviliza unas 600 personas. Hay 300 chavales en las escuelas provinciales, 200 en la cantera, 25 clubes convenidos, 45 entrenadores, 7 informadores y una decena de directivos.