El Villarreal pasa ronda y Martín Palermo se lesiona

La lotería de los penaltis fue injusta con el Levante, que hizo méritos sobrados para pasar a octavos en la Copa. Tras un igualada épica en el último minuto de la prórroga, la ilusión se esfumó en un lanzamiento de Aurelio, que tuvo en sus botas la victoria. Un nuevo fallo de Gerard y el acierto de Amor en la tanda llevó a los de Víctor Muñoz al bombo copero.

El Villarreal se alió con la fortuna y con Megía Dávila para dejar en la cuneta a un Levante muy superior, que le sacó los colores a lo largo de los 120 minutos que duró la eliminatoria. Los de Balaguer, en el mejor partido de la temporada, superaron con mucho a los de Víctor pero volvieron a acusar su peor mal: el nulo acierto goleador.

Palermo, desaparecido todo el encuentro, adelantó a los suyos pero en un último esfuerzo los locales forzaron un penalti que Lima transformó sobre la campana. Cuando ya se palpaba la victoria, la mala fortuna que acompaña a los de Balaguer a lo largo de todo el año volvió a quedar patente, errando los dos penaltis decisivos.

En los 120 minutos anteriores, el Levante olvidó la diferencia de categoría y salió sin complejos y superó a un Villarreal apático y algo miedoso, que en toda la primera mitad no fue capaz de inquietar a Veiga. Como si la cosa no fuera con ellos, los amarillos no aparecieron en el campo y esto fue espoleando al Levante que, tras la media hora, mereció algo más que el empate a cero. De no ser por López Vallejo, los de Víctor no hubieran gozado de la tanda de penaltis.