Sigue la fiesta en Figueres

Sí, sí sí, nos vamos a Madrid!!! Ese fue el grito de guerra que los aficionados que se dieron cita en Vilatenim coreaban una vez que acabó la tanda de penalties, el partido y la eliminatoria. Hasta ese punto se tuvo que llegar para ver cómo un triste Osasuna caía en dieciseisavos de la Copa del Rey. Los ampurdaneses ya sabían lo que era eliminar a un Primera, después de que el 7 de noviembre dejaran en la cuneta al mismo Barcelona. Y utilizaron la misma táctica que ante los de Rexach: el desgaste.

Osasuna demostró ser un equipo al que no le gusta tener la pelota y su filosofía es otra. Lotina y sus chicos buscan defender su portería e intentar buscar el gol a la contra. Pero ayer se encontraron con la responsabilidad de buscar el gol en todo momento y fracasaron estrepitosamente en el intento. Lamentable imagen.

Por su parte, el Figueres de Pere Gratacós demostró que con ganas y corazón se puede llegar muy lejos en la Copa. Este sistema de competición está hecho para que los equipos modestos den la campanada en sus campos. Pero el Figueres lo mereció. No por el juego que desplegó, ni mucho menos, pero sí por las ganas y la fe ciega en el triunfo final. Todos sueñan en que otro Primera visite Vilatenim en octavos de final.

Al inicio de la segunda parte se vio una de las imágenes más violentas del partido. Al mismo tiempo que los medios de comunicación informaban que el Comité de Competición actuará de oficio en la agresión de Rivaldo a Lacruz, el defensa del Figueres Salas propinaba un puñetazo en la boca del estómago al central internacional sub-21 español Josué. La agresión se produjo cuando ambos pugnaban por la posición a la salida de un córner. El defensa blanquiazul, cansado de la actitud del navarro, miró dos veces, por si el asistente y Losantos Omar le estaban vigilando. Una vez se percató de que no le observaban asestó, con gesto de rabia, un golpe a Jusué que le dejó un poco KO.