Forzados al exilio

El ciclismo español vive en una pura paradoja. Por un lado los resultados son extraordinarios y salen buenos corredores como setas tras la lluvia. Pero la salud global del pelotón profesional está peor que nunca. La cifra de emigrantes, que no ha parado de subir desde 1997, se va a disparar en la próxima temporada a 75 corredores. Una lista que además no está cerrada, pues hasta que empiecen a moverse las bicicletas en febrero seguirán produciéndose fichajes de corredores españoles por equipos foráneos.

Esa es la esperanza de los 26 ciclistas nacionales que a estas alturas del año, con la mayoría de las plantillas y los presupuestos cerrados, confían en encontrar hueco donde sea con tal de continuar en su profesión.

La cifra total es apabullante. 75 emigrantes más 26 parados suman 101 ciclistas españoles que no han encontrado trabajo en su país. Y aún llama más la atención si la comparamos con los que sí tienen puesto en las seis escuadras nacionales: 110 corredores. Es decir, casi un 50%, pese a que el número de extranjeros en grupos españoles sigue bajando. Sólo son quince.

La semilla de Indurain. Perico Delgado y sobre todo Miguel Indurain pusieron de moda el ciclismo en España. El número de participantes subió como la espuma en años anteriores. La tendencia entre los más jóvenes es ahora a la baja por los problemas con el doping y los accidentes de tráfico. Pero los niños que entonces prefirieron la bici al balón son los que se encuentran hoy este problema que tiene difícil explicación. La cuestión es que no salen equipos, a pesar de que está más que demostrada la rentabilidad publicitaria del ciclismo y que (sólo hay que mirar la lista en la página siguiente) hay cantidad y calidad para formar al menos tres equipos más.

El caso más impresionante entre ese centenar de corredores que no pueden competir en España es el de Ángel Casero. Un flamante vencedor de la Vuelta a España que, a día de hoy, aún no ha encontrado equipo cuando se lo tenían que rifar.

Su situación aún se puede arreglar, pues según el propio Casero, baraja dos posibilidades: "Una es de un equipo extranjero y otra de la ONCE". "La negociación no es sencilla, pues ellos ya han cerrado el presupuesto de su plantilla para el año próximo. Pero se puede llegar a un acuerdo con un fijo y primas por objetivos. Es decir, si gano la Vuelta o el Tour, mi sueldo crecería. Yo confío en mis posibilidades y estoy dispuesto a arriesgarme".

Casero ya se la jugó esperando a la Vuelta a España para negociar su nuevo contrato. Aunque, inesperadamente, la apuesta no ha tenido su premio. "Todos pensaban que yo iba a fichar por el Kelme, después del interés que mostró Zaplana. Pero una vez que Belda dijo que no me quería, era una tontería seguir hablando. Entre tanto, muchos equipos cerraron su presupuesto y ahora se ha complicado todo".

Tarde o temprano Casero tendrá equipo, sin duda. El problema será de su hermano Rafael y de Vicario, que también aguantaron para irse con él. "Los quería conmigo porque son dos estupendos gregarios. Pero está muy difícil y ya andamos buscando equipos para ellos".