Freire, bicampeón

Ciclismo | Mundial

Freire, bicampeón

Freire, bicampeón

El ciclista cántabro ganó al sprint su cuarta medalla mundialista, segunda de oro, y recuperó el maillot arcoiris que ya conquistase en Verona 99.

Hay campeones que han nacido para una carrera. Y Óscar Freire es al Mundial lo que Miguel Indurain al Tour de Francia. Un especialista. Ha corrido cinco ediciones, una de ellas en la categoría Sub-23, y ha ganado cuatro medallas: dos oros, una plata y un bronce. No está mal para un ciclista de 25 años que se pasa media vida lesionado.

Freire es diferente. Es capaz de tener que volver en taxi al hotel porque se ha perdido durante el entrenamiento de la víspera del Mundial y de irles diciendo a sus compañeros de selección "tranquilos, chicos, tranquilos" cuando ayer afrontaba la última vuelta del campeonato. Óscar es así. Tan despistado fuera de la competición como avispado dentro de ella.

España también es diferente. La selección se comportó como un auténtico equipo y controló la carrera de principio a fin. En el equipo hubo gallos convertidos en gregarios por un día. A los dos primeros de la Vuelta (Casero y Sevilla) y al tercero del Tour (Beloki) no se les cayeron los anillos por trabajar para un ciclista que corre el resto del año con otro maillot. Por encima de los intereses, hubo una bandera. Ahí es donde la selección marcó la diferencia. Mientras los nuestros ponían freno a todos los ataques, otros clavaban cuchillos en las espaldas de sus compañeros. Así ocurrió en Italia. Gilberto Simoni iba escapado en la última vuelta y Paolo Lanfranchi tiró para neutralizarle. Claro que éste corre en el Mapei, el mismo equipo de Freire y Bettini, oro y plata. Alianzas oscuras. Gracias, Lanfranchi.

España no necesitaba ayudas, pero las tuvo. A falta de un kilómetro pasó por allí el colombiano Santi Botero y le dijo a Freire: "Ponte a mi rueda". Cuestión de amistad y de nobleza. Da y recibirás. Del resto ya se encargó Óscar. Cogió la estela de Zabel, le rebasó por la derecha, pegado a las vallas, y mantuvo la posición hasta el final. Brazos en alto. Sonrisa Profidén. Caras largas en Italia. En el Mundial, Freire no se despista. Su color es el arcoiris.