A Vicente Belda le ha salido un hijo sprinter

Vicente Belda convive con un campeón en casa. Se llama David, tiene 18 años, mide 163 centímetros (diez más que su padre) y esta temporada ha sumado cinco victorias en categoría juvenil: una etapa en la Vuelta a Vizcaya, otra en la Vuelta a Valladolid, el Campeonato Autonómico de Valencia y las carreras de Vilanova i la Geltrú y Bellreguar. La sucesión está asegurada.

Su buena temporada le ha llevado a la selección española, con la que debutará este viernes en la Vuelta a La Safor con el objetivo de buscar una plaza en el Mundial. "Va a estar muy complicado, porque hay dos puestos fijos para Luis León Sánchez e Iván Melero, pero voy a luchar por ir a Lisboa", afirma David, quien tiene otros sueños a más largo plazo: "Quiero ser profesional y ganar un Tour. Por pedir, que no quede".

Lo curioso es que David Belda no se parece en nada como ciclista a su padre. Vicente era un escalador, pero al chaval se le atraganta la montaña. "Quizá progrese, pero ahora me parezco más a Etxebarria o Vicioso, porque soy rápido en grupos pequeños. Soy un buen sprinter y también gano en contrarreloj". La antítesis de papá.

Enchufado. David también es mucho más tímido que su padre ("he salido más bien a mi madre") y tiene un hermano gemelo, Vicente, que también montó en bicicleta en alevines ("pero ha preferido cambiarse al fútbol y ahora juega en los juveniles del Ontinyent").

El pequeño Belda reconoce que es "un agobio ser hijo de un director profesional". ¿Por qué? "Bien sencillo. Cada vez que voy a una carrera, todos preguntan ¿quién es el hijo de Belda? Muchos se ponen a rueda porque dicen que soy un enchufado. Me pesa el apellido, porque me siento más marcado que los demás", explica David.

El próximo año debutará con el Kelme amateur y, si las cosas van bien, en tres o cuatro años podría estar corriendo en el primer equipo bajo la dirección de su padre. "No me lo quiero ni imaginar. Cuando viene a alguna carrera, no para de marearme desde el coche. Me vuelve loco".