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Ciclismo | Vuelta a España

Casero gana tiempo

El valenciano aventajó en 16 segundos a Sevilla, que mantiene su liderato. Aitana no fue decisiva y la victoria de la etapa se la llevó el danés Möller.

Actualizado a
EN PLENO ESFUERZO. Ángel Casero, poco después de atacar a Óscar Sevilla, el líder de la Vuelta, en la ascensión a Aitana.
JESÚS RUBIO

Seamos claros. La Vuelta más emocionante que se recuerda tiene un problema. Excepto que hayas sido compañero de colegio de Casero o jugaras a las canicas con Sevilla, te da igual quien gane. Incluso a ellos parece pasarles lo mismo. Se abrazan, se felicitan y se ríen, pero sinceramente, nada fingido, sin celos, Coubertain en vena. Indurain era un poco así, pero no se le notaba mucho porque no tenía adversario.

Esa lección de deportividad, a la vez que nos inquieta, nos sitúa en otra concepción del deporte, más pura, más rara. A Bahamontes y Loroño les faltaba liarse a garrotazos, era bonito. Incluso con el adusto Olano y el escueto Escartín era fácil tomar partido.

Pero Casero y Sevilla son casi iguales: buenos tipos, gente discreta. Por eso cuando ayer en Aitana se esperaba el ataque de Sevilla y atacó Casero, fue magnífico, aunque dio un poco de pena por El Niño. Y por eso mismo, cuando Sevilla se rehizo y su rival se quedó sin fuerzas, fue fabuloso, sin duda, aunque dio un poco de pena por Casero. Al final sólo les separaron 16 segundos, y precisamente eso fue lo mejor, porque no perdió ninguno.

La etapa contaba con un guión establecido y me temo que el Kelme lo respetó sin tener muy en cuenta que Sevilla está tocado. Pero Belda es el general Custer y preparó una carrera suicida en la que El Niño debía rematar en Aitana. Con ellos se alió el esplendoroso ibanesto.com, otra vez con la cabeza alta, renacido, de nuevo con un ciclista para el que trabajar. Chava debió notar algo. Era su día, su victoria, todos los ojos pendientes de él. Y reventó. Lógicamente, a poco que se reflexione, porque sus pájaras se alimentan de la expectativas de los demás. También tiene mucha culpa ese maldito maillot de la regularidad, por favor, que es como ponerle una corbata a Rosendo, un insulto. Perdió 12 minutos.

Lo cierto es que más inútil fue el trabajo de Kelme (otra vez Pipe) porque ibanesto aprovechó el arreón para subir al inmenso Mercado, una vez que comenzaron los bombardeos (con perdón). Porque cuando Casero estuvo acorralado fue cuando decidió lanzar su ofensiva. Primero atacó y dejó que Sevilla se cebara para atraparle. Justo en ese momento volvió a atacar. Y el Niño se desparramó. El grupo estaba hecho trizas; por delante circulaban Sastre (él era el tridente), Simoni, Heras, Rubiera y Möller. Este último, de profesión danés y trotamundos, consiguió marcharse en solitario y apuntarse la mayor victoria de su carrera deportiva. Una trayectoria marcada, por cierto, por su triunfo en la Vuelta a España amateur y posterior descalificación por dóping. Nadie es perfecto.

Nadie menos Sevilla y Casero. Salvo sorpresa en Abantos, ambos se jugarán la Vuelta en la contrarreloj de Madrid, el último día. Hasta entonces habrá que entrenarse para presenciar un grandioso duelo sin prejuicios, sin filias ni fobias, ni frío ni calor, sin enemigos ni insultos, dos chicos buenos, qué horror, y además amigos. Deporte puro. Da miedo pensarlo.