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Ciclismo | Vuelta a España

Gol de Gárate

Juanma Gárate, emigrante en el Lampre italiano, venció en las vísperas de la temible etapa de Aitana, que puede decidir la Vuelta.

Actualizado a
Juanma Gárate se llevó el gato al agua.

A todos los emigrantes se les ponen ojos de Paco Martínez Soria. A Juanma Gárate también. El ciclista de Irún acabó en Italia porque la vida da muchas vueltas y en ocasiones no te ven si te tienen muy cerca. No es un modesto, no le ha tocado la lotería. Tiene 25 años y sólo un año de experiencia profesional, pero ya ha sido 20º en el Giro de Italia (trabajando para Simoni) y séptimo en la Vuelta a Suiza, carrera de pelo en pecho.

Ayer se impuso en una etapa lluviosa y traicionera, lejos de las montañas, su mejor terreno. Conclusión: es bueno y volverá a ganar porque ya sabe el camino. Acaba de abrir esa puerta invisible que permanece siempre cerrada para la gran mayoría, esa puerta oculta tras una vieja librería que sólo responde al empujar, queriendo o no, el libro adecuado.

Todo empezó con un diluvio, tanto que incluso se preparó una meta alternativa por si era imposible entrar en Vinarós. Pronto se descubrió que el pelotón no estaba para muchas fiestas, acuáticas especialmente. No es raro. Basta pensar que la superficie de un tubular que pisa el asfalto no llega a los tres centímetros, lo que convierte a los corredores en equilibristas con una tarta en cada brazo. Si encima hay agua, es como correr en una pista de hielo calzando botas de fútbol con tacos de aluminio. No prueben.

Cuando aún no se habían completado 50 kilómetros de etapa, Igor González de Galdeano se descolgaba en un puerto de segunda categoría. Ya no hay fuerzas. Con la carrera descontrolada se escaparon 14 ciclistas que representaban democráticamente a 12 equipos del pelotón. Entre ellos cinco españoles: Odriozola y Domínguez (ibanesto), Laguna (Relax), Golbano (Jazztel) y Gárate (Lampre). Precisamente Lampre (también contaba con Piccoli) e ibanesto eran los únicos equipos con dos hombres en la fuga.

En los viejos tiempos no hubiéramos ni olido la victoria. Pero el ciclismo español no tiene límites (Armstrong está en la luna). Después de varios ataques, la mayoría se impuso y se fueron Domínguez y Gárate, cubiertas las espaldas por sus compañeros de equipo. La entrada en Vinarós fue un rally con curvas que invitaban a empotrarse en las tiendas de menaje. Gárate, enorme, no dio opciones a Domínguez, que el año que viene correrá para Pino en el Phonak. Allí seguirá ganando carreras, qué pena que no canjeen tres vueltas a Asturias y cinco Urkiolas por una Vuelta a España.

Y hoy coman poco, que no hay siesta. Se sube Aitana y el Kelme prepara el desembarco de Normandía. Y atención que puede pasar de todo porque los favoritos están tocados. Hay tres puertos de segunda antes de la ascensión final y terreno para la batalla. Por cierto, sabía que se me olvidaba algo, hoy también torea Chava.