Sainz sufrirá por salir en vanguardia

De nuevo ha sido el juego del ratón y el gato, y no un rally en el que sus protagonistas luchan por ser los más rápidos. El orden de salida marcó ayer la primera jornada en Nueva Zelanda, ya que los pilotos que rodaban delante se veían perjudicados por tener que limpiar la abundante gravilla de los caminos de las antípodas. Carlos Sainz acabó tercero y el líder, Tommi Makinen, se hundió por salir el primero.

Tras el dominio inicial del campeón del mundo, Marcus Gronholm, en el sexto tramo del día, en el que quedaba establecido el orden de salida para la segunda jornada, todos levantaron el pie. Pero en el equipo Peugeot se equivocaron al realizar sus cálculos en un minuto y Gronholm finalizó segundo tras el sorprendente líder, el Hyundai de Kenneth Eriksson, que por primera vez ponía a la marca coreana en cabeza de un rally mundialista.

En esta rocambolesca jornada, en Ford decidían lanzar al ataque a su tercer hombre, François Delecour, para que se colocara por delante de los dos punta de lanza, Sainz y Colin McRae. Pero el francés (cuyo coche ha sido decorado con la bandera norteamericana en homenaje a las víctimas de los atentados), sufría un trompo que dejaba al español tercero y el escocés cuarto.

Así, los más satisfechos al final de la jornada eran los que acabaron más retrasados, sobre todo Richard Burns, noveno pero a no mucha distancia de la cabeza. Y el mayor damnificado por el orden de salida fue el líder Makinen, que perdía dos segundos por kilómetro y se hundía hasta la decimocuarta posición.

Con todo lo ocurrido, Sainz era pesimista, aunque aún puede llover, lo que anularía la desventaja de ir delante. Además, lo que pierda en la segunda etapa lo podría recuperar en la última si sale más retrasado.