Ciclismo | Vuelta a España
Por fin Santi Blanco
El ciclista salmantino logró la victoria más importante de su vida y el pleno del ibanesto en las jornadas de montaña. Hoy se disputará la etapa reina.
Es una buena historia. Un chico que se va a comer el mundo y el mundo se lo come a él. Tras muchas desventuras vuelve a casa y llega la victoria. Santi Blanco, el joven que iba para gran campeón, ganó en La Molina. Al cruzar la meta dejó de ser una eterna promesa y se convirtió en un ciclista sin más, bueno a veces, peor otras. Hicieron falta seis años.
Fue el primer corredor español en acogerse al Decreto 1006 para romper su contrato con Banesto y fichar por el Vitalicio, que pagó 60 millones. Blanco pasó de cobrar 25 millones de pesetas por temporada a 300 millones por tres campañas. Tenía 23 años. Era el futuro, otro Perico, "el Tour de 2000 será Blanco", se atrevió a decir Echávarri. En ocasiones es más difícil recuperarse de un halago que de una puñalada trapera.
Era el centro de todas las miradas. Cada vez que Santi Blanco demarraba se vivía una gran expectación, aunque sólo al principio; después llegaron las dudas, la indiferencia al final. Y aquel runrun: mira la eterna promesa. Santi Blanco logró tres victorias menores en tres años.
Volvió a Banesto cuando ni el equipo ni él tenían el brillo de los viejos tiempos. Pero por fin llegó su día. Ayer. En el kilómetro 45 se escapó junto a Tauler, Vicioso, Moller, Cioni y Elli. En el kilómetro 120 se quedaba solo. Su ascensión a la Creueta fue formidable, tanto que el grupo, ya en estado de excitación, no logró rebajarle tiempo.
Por detrás, otra historia. Chava controlaba todos los ataques con una facilidad asombrosa. Buen compañero. Pero Jiménez, a 5:32 de Beloki, estaba ayer en condiciones de marcharse por delante y dejar la Vuelta temblando. Un ejemplo: en la ascensión a La Molina sufrió una avería, tardaron media vida en cambiarle la bicicleta y enlazó con el grupo tarareando "Marcial tú eres el más grande". Es casi una obligación aprovechar cada arrebato de inspiración (no son muchos) de un corredor como él. Pero Unzué prefirió asegurarse la victoria de etapa, la tercera del ibanesto en la montaña, pleno total.
Entre los que seguían el rastro de Santi Blanco estaban todos los favoritos (incluso Botero), aunque sólo Roberto Heras se atrevió a lanzar un ataque. Fue a dos kilómetros de la meta y apenas pudo despegarse. No obstante, fue suficiente para demostrar que, Chava aparte, a nadie le sobra absolutamente nada. Llegaron juntos, Beloki en la cola, demasiado atrás para un líder.
Y hoy la etapa reina, quizá la que decida la Vuelta. Se anuncia frío. Puertos de Tour de Francia. Chava secuestrado por las musas y Kelme y US Postal en pie de guerra. Y sería un pecado no acordarse de un buen escalador, un ciclista sin pretensiones que ayer se quitó un peso de encima, Santi Blanco. Quizá hoy, por fin, pueda ser simplemente él.