Se llevaron un diamante

Por una vez el Inter ha fichado con tino para su banquillo. Llevaban años entregados a la llegada de megacracks. Un día Ronaldo, otro Vieri, y la casa sin barrer. Pensaban que daba igual un roto que un descosido. Recurrían igual a Luisito Suárez, que ya está de vuelta de todo, que a Lucescu, del que poco más se supo. Arrastraban al banquillo a mitos recientes y pasados, fiando su suerte a la magia de los mejores del mundo. Y no es eso. Nunca ha sido eso en el fútbol. Han tenido que ver incluso las orejas al lobo de quedarse fuera de Europa para reaccionar. Y lo han hecho fichando a uno de los mejores, si no el mejor.

Tras soportar en España la llegada de mucho aprovechado que exhibía el título de entrenador extranjero como único logro, Cúper aterrizó calladito, con poco currículum y mucha humildad, sabiendo que los resultados llegarían y le acabarían avalando. Pocos entrenadores de fuera podrán jamás exhibir un palmarés similar: cuatro años dirigiendo y tres finales consecutivas en Europa, una Recopa y dos Champions. Y sin estar en el Madrid o el Barça. Ese es Cúper, todo rentabilidad. Un diamante pulido.