España perdió los papeles

"Ha sido la media hora más trágica de mi vida". Así definió Jorge Jiménez el segundo tiempo de España en la final del Mundial júnior. Cuando la medalla de oro estaba al alcance de la mano, todo el trabajo de años se fue al traste por la falta de paciencia y mentalidad colectiva. "Cuando se dejó de jugar en equipo y cada uno hizo la guerra por su cuenta, nos hundimos definitivamente. Espero que estos jugadores hayan aprendido la lección de que éste es un deporte colectivo", sentenciaba desilusionado el seleccionador español.

Incomprensiblemente, España pasó del todo a la nada, del juego brillante y arrollador al lamentable espectáculo de su juego totalmente desorientado. Llegó a tener nueve goles de ventaja a poco del descanso, y acabó cayendo por cuatro goles.

Incluso se perdieron los papeles cuando los rusos dieron la vuelta al marcador. Iker Romero, demasiado presionado por su condición de líder, acabó expulsado a cinco minutos del límite, y España, con tangana incluida, acabó la final con cinco jugadores lo que provocó que los responsables de la selección pidiesen disculpas oficiales.

En el quinteto ideal del torneo entraron el lateral Romero y el central Rodríguez: Ojered (Rusia); Frolov (Rusia), Nagy (Hungría), Karlsson (Suecia), Carlos Rodríguez (España), Romero (España) y Gorbatikov (Rusia).