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JUEGOS OLÍMPICOS | BALONMANO

Wolff y las semis, muros imposibles

España vuelve a parar en su frontera histórica y pierde su quinta semifinal olímpica tras otro esfuerzo heroico que chocó con el portero de Alemania.

Wolff y las semis, muros imposibles
ALEX PLAVEVSKIEFE

“Andy, Andy”, retumba el Pierre Mauroy de Lille. Andy es Andreas Wolff, el hombre-lobo que amedrentó a los Hispanos en una nueva aproximación fallida a una final olímpica. Un exagerado 49% de acierto en las paradas del portero del Kielce alejó a España de su sueño, alcanzar por primera vez la lucha por el oro en unos Juegos. Por quinta vez, los Hispanos tropezaron con un muro histórico después de otro esfuerzo heroico como ante Croacia o Egipto, pero que esta vez no tuvo premio. La Selección de Jordi Ribera, que tuvo el partido en la mano pero tropezó en los seis metros con el ogro Wolff, se ve condenada a hacer otro esfuerzo titánico, físico y mental, y jugar por el bronce este domingo a las 9:30 horas. A estos chicos sólo se les puede aplaudir.

Los Hispanos tardaron otra vez más de seis minutos en hacer su primer gol. Esta vez no fue el madrugón como ante Egipto. El responsable fue el gigante Andreas Wolff, portero del Kielce, que estaba iluminado y paraba balones de todos los colores y desde todas las posiciones. Eso frustró a España pero, sobre todo, encendía a Alemania, que a través del dinámica Knorr y de Köster generaba juego.

El durísimo Golla, en el pivote, hacía daño. Jordi Ribera no quería que se le fuera el tren. En el minuto 5:35, con 3-0 a favor de los germanos, pidió tiempo muerto. El partido se marchó a un peligrosísimo 10-6 en el minuto 18. Maqueda se levantó del banquillo y echó los brazos al aire. “Vamos, vamos”, les gritaba a sus compañeros para que no se dejaran ir y le perdieran el hilo al juego.

Dicho y hecho. Un parcial de 2-6 , con un excelente Casado, le permitió a España marcharse con 12-12 al descanso pese al 50% de acierto de Wolff en la portería (por un 33% de Gonzalo). Y alguna buena señal. Gislason vació la portería para los últimos ataques alemanes. O se trababa de un tic habitual, o empezaba a no ver por dónde atacar el 6-0 español.

Ribera guardaba la carta Aleix Gómez para la segunda parte. Esperaban emociones fuertes. En Alemania apareció el germano-letón Uscins. Sus goles y los de Steinert, cuyos tiros no terminaba de localizar Gonzalo, pusieron otra vez arriba a Alemania (16-14). España se agarró a las carreras de Aleix y Dani ‘Speedy’ Fernández, explosivo. Ribera probó un cambio en la portería. Con 19-16, compareció Corrales, pero Uscins siguió martilleando la portería española. Tarrafeta puso la contestación. España y Alemania estaban explorando sus límites con vistas al último cuarto del partido. Los Hispanos lograron empatar el partido (20-20) en el minuto 46. Con 22-20, volvió Gonzalo bajo palos. Aparecieron Aleix y Casado, fantástico el almeriense, para poner por delante por primera vez a España en todo el partido (22-23 y 23-24). Gislason pidió tiempo muerto.

Maqueda se acercó al banquillo. Pidió calma. Los Hispanos habían llevado la semifinal donde querían. Pero ahora había que rematar. Sin embargo, Wolff le sacó tres balones increíbles bajo palos a Javi Rodríguez y Serdio; y Alemania no perdonó. Un gol de Knorr puso por delante a Alemania (25-24). El maestro Jordi Ribera sacó la pizarra en el minuto 58. Pidió su segundo tiempo. Necesitaba una jugada especial que nunca llegó. No hubo más goles en el partido. El ogro Wolff había echado el candado a la portería. Y el final, lo quisieran los Hispanos o no, iba a ser el más cruel posible. Si “era la oportunidad”, como si ya no vaya a volver nunca, o no, eso sólo lo dirá el tiempo. Es cierto que a España se le ha marchado un tren lleno de oro y que ese era el sueño, pero ahora tiene que agarrarse al de bronce que queda en la estación de Lille.

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