Una “cheerleader” top para Jéssica Vall: Benedetta Pilato
La joven bracista italiana, campeona mundial y europea, cuenta a AS que “ama” a la española desde que nadaron juntas en la experimental ISL y la anima a reencontrarse en París.
“Nunca me hubiera imaginado que daría mi mejor versión con 35 años”, confesaba Jéssica Vall el pasado 30 de mayo, cuando ante su gente del Club Natació Sant Andreu, y durante la disputa del Ciutat de Barcelona – Mare Nostrum, certificó su mejor tiempo en los 200 metros braza (2:24.60) desde los Juegos de Tokio. Fue su última incursión en esa especialidad con la que intentará este sábado a través de los Trials de Palma de Mallorca meterse en su tercera cita olímpica, dentro de un mes. Por si la motivación fuera poca, contará la barcelonesa con un apoyo extra.
Precisamente en la piscina Pere Serrat, donde se situó Vall a menos de seis décimas de ese 2:23.91 que necesita para obtener el billete a París, atendió a AS otra insigne bracista, campeona mundial y europea, como lo es Benedetta Pilato, aspirante a todo en el evento olímpico tras su amarga descalificación en las series de Tokio, si bien en la distancia de 100 metros, y que esta semana nadará el Sette Colli en Roma. “A Jéssica la amo desde que coincidimos en el mismo equipo de la ISL, así que si hace falta seré una cheerleader para que esté en los Juegos”, proclamó la italiana.
El ensayo de Konstantin Grigorishin
Se refiere Pilato a la International Swimming League, una competición ajena a World Aquatics (entonces, FINA) y financiada en buena parte por el multimillonario ucraniano Konstantin Grigorishin (por ello, con la invasión rusa en febrero de 2022 se canceló definitivamente), que unió a ambas nadadoras apenas tres semanas después de los Juegos de Tokio, a finales de agosto de 2021 y durante el siguiente mes, en Nápoles, en unas condiciones muy particulares, pues con el COVID aún causando estragos debían convivir en la misma burbuja.
Vall, que cuando la transalpina nació tenía 16 años y ni siquiera sospechaba que rebajaría en más de siete segundos el récord español de 200 braza (2:22.56) entonces en manos de Sara Pérez (2:29.40), participó junto a la joven nadadora en la ISL con el equipo Energy Standard, a la postre campeón, con otras integrantes de la altura de Sarah Sjostrom, Siobhan Haughey o Evgeniia Chikunova.
De ‘Iron Cobra’ a África Zamorano y Lidón Muñoz
Ya había participado Vall en esa experiencia por equipos en 2019, pero con el Iron Swim Budapest que lideraba la multicampeona Katinka Hosszu, y bajo el sobrenombre de Iron Cobra. En ese combinado, de hecho, se integró África Zamorano en un 2021 en el que Lidón Muñoz –todas, curiosamente, del CN Sant Andreu– nadó con el Aqua Centurions.
Se establecieron allí unos lazos que esperan volver a conectar en París, en distancias diferentes, con la plusmarquista mundial de los 50 braza (prueba no olímpica) participando en los 100 y la catalana, si lo consigue, en el doble hectómetro.
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