PARÍS 2024 | PENTATLÓN MODERNO
Un caballo maldito para España
Laura Heredia se despide sus opciones en la primera de las pruebas del pentatlón, cuyo animal se sortea. “Igual me retiraba, pero ahora, no”, dice.
La alegría del bronce hispano no se pudo extender en el último día de Juegos. Este domingo, Laura Heredia, una pionera, que llevó el pentatlón moderno a las casas españolas, se despidió del sueño antes de empezar a soñar. En la primera prueba de la disciplina, la hípica, la catalana, que había ilusionado con unas semifinales de alto nivel, se despidió de todas sus opciones de medalla. Como España, que se quedó en 18 metales justo en el momento en el que el caballo de Heredia, adjudicado por sorteo, no respondió. El animal, Dollar Us d’Ecly, no quiso saltar en tres de los diez obstáculos que conformaban el circuito y la española, muy frustrada, quedaba eliminada. Cerraba los ojos, respiraba y se intentaba convencer de que lo que había pasado, como tantas otras cosas para la delegación en estos Juegos, escapaba de su control.
“Está muy mal. El caballo es una lotería y no nos ha salido (en Los Ángeles 2028, la equitación no formará parte de la prueba). Es una pena enorme y lo tenemos que asimilar. Nos habíamos levantado con más opciones aún, porque una de las rivales peligrosas se había retirado tras pasar una mala noche. Es lo que hay. Ahora, quiere seguir y terminar la competición con un buen sabor de boca”, decía el presidente de la Federación, Carlos Jiménez, a AS justo después de que Dollar Us d’Ecly, un caballo maldito en un entorno alucinante, con el Palacio de Versalles al fondo, no saltara ni en el primer, ni en el octavo ni en el noveno obstáculo. Tres rehúses. Eliminación directa.
“No me esperaba que pasara esto. Creo que me había adaptado muy bien al caballo antes de empezar a competir. Ha salido con una mentalidad extraña. Le ha afectado mucho el ambiente, el público, el ruido, y ya no me ha dado buena sensación al salir a pista. No dependía de mí. Yo, al final, como jinete, lo he dado todo y he usado lo que mi experiencia me ha enseñado”, valoraba, en zona mixta, una Heredia con los ojos vidriosos. “Antes, pensaba que me podía retirar después de París, si hacía algo extraordinario, pero no me quiero quedar con este sabor de boca. Quedan cuatro años aún. Creo que me voy a tomar dos con un poco más de calma y después ya me enforcaré en Los Ángeles”, lanzó para recuperarse.
Un final que confirmó el nivel
Justo antes del último error, en las gradas, tan achicharradas como impresionadas por el paraje, con 400 años de historia y 15 millones de visitantes al año, Alex Heredia, el hermano de Laura, olímpico en Tokio, se desgañitaba para intentar levantar a su compañera de vida, entrenamientos y locura. En familia, han sido los encargados de poner en el mapa una disciplina totalmente desconocida en España, que no llegaba a las 500 licencias en 2022. Su presencia en los Juegos, como la de tantos deportistas nacionales, es un milagro que empezó en la escuela Llor de Sant Boi, a la que también fueron los hermanos Gasol. Pedro Pérez, actual técnico de la Federación, fundó el club local e impulsó el pentatlón como deporte extraescolar. Ellos, en el caso de Laura con cinco años, por influencia de Aleix, se sumaron a la locura.
Además de la hípica, el pentatlón moderno, que en la Antigua Grecia coronaba al ganador de los Juegos (Victor Ludorum), se compone de natación (200 metros libres), esgrima (espada a un tocado) y una última prueba combinada compuesta de tres kilómetros de carrera con cuatro rondas de cinco tiros, llamada laser run. A esta última parte de la competición, que gana el primero en cruzar la meta, los deportistas llegan con un handicap de tiempo según el rendimiento en las pruebas anteriores (ya eliminada, Laura fue la segunda mejor en la prueba, “el mejor laser run de mi vida”, decía). En semifinales, Heredia había mostrado grandes sensaciones en todas las facetas (fue la séptima con más puntos). En la final, en la que las ratificó, un caballo maldito terminó con el sueño de Versalles.