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NATACIÓN | AGUAS ABIERTAS

María de Valdés, entre las aguas revueltas del Sena

“No estaría de más tener una alternativa en los Juegos”, reclama en AS la subcampeona mundial de los 10km, que sueña con una medalla olímpica subida “en una montaña rusa de emociones”.

Actualizado a
María de Valdés.
BSR AgencyGetty Images

Desde el icónico puente de Alejandro III, pasando por delante del palacio de los Inválidos, el Museo de Orsay o la mismísima Torre Eiffel, el recorrido de los diez kilómetros en aguas abiertas de los Juegos Olímpicos invita a pensar en un paseo idílico para los deportistas elegidos. Es el caso de María de Valdés, que se plantará el 8 de agosto en París como vigente subcampeona del mundo, una plata cosechada el pasado febrero en Doha, y que persigue una medalla que sería histórica en esta modalidad para España, y una guinda a una carrera repleta de obstáculos. Pero que también está preocupada, como el resto de nadadores, por el estado de las aguas del río Sena.

“Hay bastante polémica, y algunas nadadoras internacionales (como la vigente campeona olímpica, Ana Marcela Cunha) están dando la voz de alarma”, alerta De Valdés en declaraciones a AS. Y abunda: “Si el Sena está mal, tiene que haber un plan B por si acaso. De momento, no sabemos nada de lo que va a pasar. Nos dicen que se va a nadar ahí, pero no estaría de más contar con una alternativa”, advierte la malagueña, consciente de que ya en agosto de 2023 se tuvo que suspender la disputa en esas aguas de una prueba de la Copa del Mundo que iba a servir de test para los Juegos, a causa de la contaminación por la bacteria Escherichia coli, conocida más popularmente como E. coli, que más recientemente también afectó en el Támesis a la regata Oxford-Cambridge.

Una patrulla de la policía en el río Sena, la semana pasada.
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Una patrulla de la policía en el río Sena, la semana pasada.Stephanie LecocqREUTERS

Ha invertido la administración pública francesa alrededor de 1.400 millones de euros en la desinfección de un río (sin ir más lejos, este martes se inauguraba un depósito de depuración en Champigny-sur-Marne) en el que nadar está prohibido desde 1923 y al que cualquier lluvia intensa o constante a pocos días para la maratón acuática puede convertir de nuevo en una suerte de vertedero de bacterias fecales, por desbordamiento del sistema de alcantarillados. Ninguna de las de las pruebas realizadas al agua entre junio y septiembre del año pasado cumplió con el mínimo de los estándares europeos.

Tal es la alarma en Francia que el propio presidente de la República, Emmanuel Macron, prometió hace unas semanas que se bañará en el Sena, como antes habían hecho uno de sus antecesores, Jacques Chirac, y no hace tanto la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo, sin haberlo cumplido posteriormente.

Más allá del temor evidente por la salud de los deportistas, explica De Valdés que nadar en un río con respecto a hacerlo en el mar, donde son habituales las pruebas de aguas abiertas (su propia denominación así lo indica), “cambia bastante, por las corrientes, las olas, porque el mar tiene mayor flotabilidad. En un río hemos nadado menos y estoy poco acostumbrada, pero a ver si el Sena nos da suerte”, añade.

María de Valdés, en febrero, con su plata en los Mundiales de Doha.
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María de Valdés, en febrero, con su plata en los Mundiales de Doha.SEBASTIEN BOZONAFP

“Sueño con esa medalla”

En cuanto a sus expectativas, la subcampeona mundial se muestra entre autocrítica y esperanzada. “Voy a intentar corregir todos los errores que cometí en los Mundiales, sabiendo que mi llegada es el punto débil y debo darle caña”, apunta, sobre esa ‘photo finish’ de Doha en que pudo haber arrebatado el oro a Sharon van Rouwendaal. “Daré lo mejor de mí y disfrutaré al cien por cien mis primeros Juegos Olímpicos… Y sueño con esa medalla que todo el mundo quiere”, culmina.

“La plata y lo de después me han venido un poco grande, pero me siento muy ilusionada”

María de Valdés

No en vano, De Valdés, quien compartirá la maratón acuática con Ángela Martínez, viene de “unos años muy complicados, convulsos”, que comenzaron con su dolorosa ausencia en los Juegos de Tokio y terminaron el año pasado con la traumática pérdida de su padre.

“Ahora mismo estoy subida en una montaña rusa de emociones, tanto a nivel deportivo como vital. Sinceramente, la plata y sobre todo lo que ha venido después es algo que no me esperaba y se me ha venido un poco grande. Pero al mismo tiempo me siento muy ilusionada. Así que quiero afrontar este reto a lo grande para conseguir lo mejor para España”, concluye la nadadora del CN Liceo.

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