Los Red Sticks proponen sin acierto, Gran Bretaña ejecuta
España controla la posesión y disparan más a portería, pero la gran eficacia de los británicos acaba con un marcador abultado en el debut: 4-0.
El legendario estadio Yves du Manoir, con un gran ambiente y entrada pese a la lluvia, acogió el debut de los Red Sticks, la Selección que guía el neerlandés Max Caldas (jugador olímpico en Atlanta 1996 y Atenas 2004, y campeón olímpico en Pekín 2008 como ayudante de Países Bajos y en Londres 2012 como seleccionador) se enfrentaba a un hueso muy duro. Gran Bretaña, bronce en la FIH Pro League y que fue quinta en Tokio 2020 era el primero de los cinco rivales en el grupo A con el objetivo inicial de entrar en los cruces de cuartos de final. Con una mezcla de veteranía y juventud, siete debutantes olímpicos, y el habilidoso Zach Wallace, candidato a mejor jugador del mundo en 2023, como gran estrella era una excelente piedra de toque para calibrar las opciones patrias del hockey masculino en París 2024.
Vestidos de impoluto blanco sobre el tapiz azul del campo 1, el once español (octavos en Tokio 2020 y con tres platas en el histórico olímpico) con Luis Calzado en la portería salía como víctima en las apuestas antes de los 60 minutos de juego repartidos en cuatro cuartos. Mediado el primer cuarto, Álvaro Iglesias no alcanzaba la bola con su stick en boca de gol en un gran contraataque. Gran Bretaña llevaba el dominio, España desplegaba velocidad tras robar. Primera gran opción a falta de 4:19 para el fin del cuarto inicial: doble penalti-córner. El disparo del capitán Miralles se fue por centímetros fuera de la portería que defendía Payne.
Gran Bretaña retrocedía en su posicionamiento, pero un error defensivo de Menini en un control daba la opción a Park que no desaprovechaba. Lanzamiento arriba y gol. 1-0 para el equipo de las Islas. Así se llegaba al primer parón de cuarto. Buen juego y ocasiones, pero un fallo puntual había puesto a los Red Sticks por debajo en el marcador. “Falta mucho, seguimos”, decía Miralles a sus compañeros. Calzado evitaba un uno contra uno de Wallace, pero en el posterior penalti-córner Furlong encontraba el hueco abajo a la derecha para volver a perforar la meta española. 2-0. Los británicos imponían la lógica en el resultado aunque sin un juego superior. Dos goles en tres lanzamientos, España 0 de 7. Además, Reyne veía tarjeta verde, dos minutos de expulsión. Más problemas.
Precisamente Reyne en una preciosa diagonal a pase de Menini estuvo muy cerca de apretar el marcador. Su disparo se fue rozando el larguero. Bonastre, tres minutos después, repetía acción peligrosa. Las piernas de Payne impidieron el estreno español en el electrónico. Calzado hacía lo propio a tiro de Furlong tras penalti-córner para evitar mayor brecha. Así se llegaba al ecuador del encuentro. Quedaban 30 minutos. El resultado era malo, lo planteado en el campo era mucho mejor.
De nuevo Miralles rozaba el gol en otro penalti-córner, pero Payne era otra vez un muro infranqueable. España apretaba, dominaba ampliamente la posesión, disparaba más a portería... pero el gol no llegaba. Por delante, únicamente ya quince minutos. Y en otro zarpazo... nuevo tanto de Furlong. El guion se repetía por tercera vez. Y una cuarta minutos después por medio de Shipperley. El gol se le negaba, también por los árbitros que anulaban por falta el conseguido por Bonastre en los instantes finales. España acabó el encuentro con el 59% de posesión y 16 lanzamientos por 14 de los británicos que, eso sí, acertaron en el 28,5% de ellos. Alemania (mañana, 17:00 horas), Francia, Sudáfrica y Países Bajos serán los siguientes rivales en pos de una de esas cuatro plazas que dan el billete a los cuartos de final. El juego ilusionó, pero faltó la eficacia que sí mostró Gran Bretaña.