Las RedSticks se quedan a las puertas de otra hazaña

El mítico José Brasa, el entrenador que llevó hasta la impensable gloria olímpica de Barcelona 1992 a la Selección femenina de hockey hierba, le había dicho antes de estos Juegos a Carlos García Cuenca, actual responsable del combinado, que reeditaría su medalla de oro. De gallego a gallego. No ha podido ser. Las RedSticks no emularán a las Chicas de Oro. Aquella gesta, como la del domingo de la escuadra masculina ante el mismo rival que ellas, Bélgica, es de las que suceden una vez en la vida, en el mejor de los casos. Y, a pesar del extraordinario encuentro de Clara Pérez, la estelar guardameta, España sucumbió en el Yves du Manoir en los cuartos de final. Serán diploma olímpico, igual que en Tokio 2020 y en Rio 2016. En Londres 2012 ni participaron. Frente bien alta.

Avisadas como estaban de lo que había sucedido con sus compatriotas los Red Lions, trataron las Red Panthers, como se conoce al combinado femenino belga, de ser ellas las que sorprendieran. Las que asestaran un zarpazo que noqueara a las RedSticks. Y a los 15 segundos de partido lanzaron un ataque rápido, aun sin consecuencias. En realidad fue España la que forzó un primer penalti córner, a los dos minutos de comenzar. Y, sin embargo, fue Bélgica la que obligó a Clara Pérez a demostrar la porteraza que es. Y no una vez. Auténtico recital el suyo.

Primero, sexhibió ante Emma Puvrez. Después, anticipándose providencialmente a Judith Vandermeiren. A seis minutos para el descanso, haciendo lo imposible para detenerle un penalti córner a Stephanie Vanden Borre. Y, sobre la bocina, le detuvo a bocajarro un disparo a Charlotte Englebert. ¿A qué no adivinan qué sucedió en el séptimo minuto del tercer periodo? ¡Efectivamente! Otra intervención milagrosa de la catalana, en esta ocasión estirando la pierna izquierda para evitar el gol de Judith Vandermeiren.

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Se sentía la Selección española, por su parte, algo así como quien conduce por primera vez un coche que no es el suyo. Le costaba lo indecible tomarle el pulso, el tacto, al encuentro, sometida además a una presión defensiva por momentos asfixiante que no le permitía avanzar líneas. Así que llegaba a ráfagas, a tirones igual que quien no controla el embrague. Pero, al ir aguantando el 0-0, esas islas en medio del océano podían significar una victoria memorable. Como el penalti córner forzado por Alejandra Torres Quevedo que entre María López y Belén Iglesias por poco no convierten. Resiste y vencerás fue el lema no escrito de los chicos ante el mismo oponente, y las RedSticks iban camino de copiarlo. Al menos, la primera parte de la frase.

Pero todo cambió en el último cuarto. Nada más iniciarse, vio Xantal Giné una tarjeta verde y aprovechó su ausencia Delphine-Daphne Marien, una jugadora con un nombre más largo que los minutos que llevaba España aguantando el empate, para conseguir lo que ninguna de sus compañeras había logrado: batir a Clara Pérez. Quedaban 14 minutos, en la grada principal del Yves du Manoir se empezó a entonar el “¡sí, se puede!” y no les quedaba a las jugadoras más remedio que demostrar que estaban en lo cierto.

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Pero no fue así. No se podía. No ante una Bélgica que, lejos de ponerse a defender el 1-0, se lanzó a por el segundo. Y lo encontró en un penalti córner en que las Red Panthers ejecutaron magistralmente la pizarra de Raoul Ehren. Marcó Charlotte Englebert. Quedaban 11 minutos y la posibilidad de remontar dejaba la hazaña de los chicos en una victoria de patio de colegio en caso de alcanzarse.

Belén Iglesias y Begoña García lo intentaron, pero fue en vano. Como el recurso, a tres minutos del final, de jugar sin portera. Sin Clara Pérez. La mejor del partido. Y sin poderle brindar a Bea Pérez el homenaje que merecía el día en que cumplía 267 internacionalidades, la que más en la historia, por delante de Gigi Oliva y Rocío Ybarra.

Se despide la Selección femenina de los Juegos tras haber dado la cara no solo en los cuartos de final frente a una contrincante sobre el papel superior como es Bélgica, sino a lo largo de toda la primera fase, con victorias ante Gran Bretaña y Sudáfrica, el empate contra Estados Unidos y dos derrotas, con Australia y por la mínima en manos de la todopoderosa Argentina. Y lo más importante: lo hace con proyecto. Con García Cuenca renovado hasta Los Ángeles 2028 y una cantera que promete. Una lástima lo de París, pero ni mucho menos una mancha en el expediente.

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