¡¡¡Las Guerreras del Oro!!!

Y el sueño se hizo realidad. No las llamen Guerreras del Agua, llámenlas Guerreras del Oro. Porque al fin lo han conseguido. Casi tres lustros después de iniciar esta aventura, 12 años después de los primeros Juegos y de la primera final perdida, con una generación inigualable y otras que se han ido sumando en el camino siempre para sumar, la Selección española femenina de waterpolo ya es campeona olímpica. Ya tiene el oro que quería, que ansiaba, anhelaba, que se había convertido en el faro de sus vidas. Y para el que también habían trabajado mentalmente a conciencia en estos últimos meses. Oro mundial, europeo, ya en unos Juegos. Los de París 2024. Un día histórico. El primero desde el combinado masculino en Atlanta 1996. Que se lo digan a Miki Oca.

“¡España, España!”, se escuchaba gritar en La Défense Arena, hace una semana el templo de Léon Marchand, ahora con más reverberación acústica de los cánticos que en el concierto de Taylor Swift que alojó esta primavera, la basílica de las Guerreras. Se podría decir que la presión era para la Selección, gran favorita, necesitada de este oro tras dos intentos frustrados en Londres 2012 y Tokio 2020 y cuya gran generación culmina en estos Juegos. Pero lo que se atisbaba en las arengas previas a saltar al agua, más que esa supuesta obligación, eran sonrisas, ambiente festivo. También en la grada, que celebraba como un gol el primer esprint ganado por Anni Espar.

Tampoco cambió esa impresión cuando Alice Williams, convirtiendo un penalti cometido por Paula Crespí, avanzó a las australianas, mucho más inexpertas en este tipo de escenarios pero que no se amedrentaron. 25 segundos duró España a remolque en el marcador. Los que tardó Paula Leiton en tirar a la media vuelta, de espalda, en un estilo de disparo en que debió de abonarle royalties a Maica García. Una suerte también de metáfora del relevo generacional. Y enseguida el penalti cambió de bando, en esta ocasión cosa de Elle Armit, que aprovechó Elena Ruiz para remontar, 1-2, armando el brazo como un lanzallamas.

Tardarían 11 minutos exactos las Guerreras del Agua en volver a marcar. Entretanto, empató Alice Williams a dos segundos para el final del primer cuarto. Sería su única satisfacción en mucho tiempo, pues a partir de ese instante debieron de aparecer unos operarios para forjar un muro de hormigón en la portería española, porque ningún disparo entraba. O eso, o más bien que Martina Ferré desplegó una tremebunda exhibición, con paradas para todos los gustos (menos para las oceánicas, claro). Diez de 12 remates de Australia llevaba detenidos la catalana a la media parte. Una barbaridad.

Abby Andrews, Keesja Gofers, Zoe Arancini, Tilly Kearns… Todas fueron pasando como quien sigue la cola hacia la puerta de embarque. Pero no para despegar, para aterrizar en las manos de una inmensa Terré.

Desatascó Maica el marcador a minuto y medio del ecuador, para que tras esa breve pausa le cediera la portera el testigo a Bea Ortiz. Igual que sucedió ante Estados Unidos en la fase de grupos, el día que España se descargó una mochila que duraba ya demasiados años, apareció Bea Ortiz para, desde la lejanía, imponer su autoridad. Dos goles seguidos convirtió la atacante para situar una ventaja de tres goles, frente a una Australia que a duras penas sacaba partido de acciones en superioridad para no abandonar definitivamente el sueño del oro. Así anotaron Alice Williams, Abby Andrews y Danijela Jackovich.

Otro de los continuos ejemplos de esa maravillosa mezcla de generaciones, estilos y cualidades que es esta España se vivió con el penalti forzado por Paula Camus convertido en esta ocasión por Anni Espar. Con 5-7 a favor se alcanzaba el último periodo. Todas las esperanzas del mundo.

Pero como no hay final que se gane sin sufrimiento, o al menos así debe de figurar en un tratado verbal nunca escrito, Sienna Hearn puso a Australia a un gol en el marcador a falta de 5:45 minutos. ¿Creen que les temblaron las manos a las Guerreras? Ya les digo que están en lo cierto. Otra vez Bea Ortiz, al límite de la posesión, batió a Gabriella Palm con uno de sus trallazos teledirigidos. Y en una formidable circulación de pelota, Maica puso lo que parecía la sentencia, el 6-9, cuando restaban cuatro minutos.

Así, aunque Alice Williams quiso meter en el partido a las suyas, una quinta que nada tiene que ver con la campeona olímpica en Sidney 2000 pero que tiene un gran futuro por delante, Anni Espar derribó cualquier atisbo de remontada. Y a 1:49, de nuevo Maica, siempre Maica, la que dijo en AS que llevaba “mucho tiempo visualizando este oro”, abrió directamente la celebración del equipo que más merecía esta gloria de todos cuantos han existido. Sí, España ya es campeona olímpica.