Marca Aldama
Pese a que sólo lleva dos años con la Selección, la FIBA ya ve al canario como una de las imágenes del Mundial de 2027 de Qatar. A sus 23 años, anuncia un nuevo liderazgo en la Selección.
“El futuro es ya”, dijo Sergio Scariolo en la previa del partido contra Grecia. Santi Aldama (10-1-2001, Las Palmas) le tomó la palabra hace tiempo. El año pasado, en su año de rookie con la Selección, se marcó un partido para el recuerdo contra Canadá (20 puntos) en Yakarta que sólo oscurecieron la derrota y la consiguiente eliminación. Lo mismo le había pasado el sábado pasado, cuando sus 27 puntos contra Australia no tuvieron premio en su estreno en unos Juegos, uno de los días más esperados de su vida. Hasta que, al fin, sus 19 puntos, triple y mate incluido delante de Antetokounmpo, uno de sus referentes, en el partido contra Grecia, tuvieron la recompensa de la victoria. El tiempo de Santi Aldama ya ha llegado.
La puesta en escena del ala-pívot de los Grizzlies en estos Juegos ha llamado la atención a nivel mundial hasta tal punto que, según ha podido saber AS, la cúpula de la FIBA, muy consciente de que la Selección es uno de los grandes reclamos de la organización en el mercado, ya lo considera como el referente de España con vistas al Mundial de Qatar de 2027; y quiere apostar por él como una de las imágenes del futuro. El icono Aldama. No deja de ser una declaración de intenciones, pero es una señal de la progresión de un jugador que estos días anda cumpliendo un sueño. Nacido en una familia de baloncestistas, su padre, Santiago Aldama Alesón. 16 años profesional, fue jugador muchos años del CB Zaragoza y olímpico en los Juegos de Barcelona, en 1992. Le explicó a su hijo que fue la mejor experiencia de su vida. Santi Jr mejoró la especie. Su padre no fue drafteado en 1990; él lo hizo en primera ronda (número 30) por Utah Jazz después de jugar dos años en Loyola-Maryland.
MVP y campeón del Europeo Sub-18 en 2019, Aldama escogió su propio camino. Rechazó ofertas de Real Madrid y Barça en su día y decidió cruzar el charco. Eso retrasó su llegada a la Selección, ya que prefirió no estar en el Eurobasket de 2022 para terminar de completar su proceso de adaptación en la NBA. La noticia, mala para la Selección en ese momento, se ha confirmado un éxito. Aldama está midiendo bien sus pasos. Bien asesorado, ya advirtió en Valencia hace unas semanas de que el liderazgo se gana en la pista, no proclamándose en una entrevista. En el Preolímpico, fue nombrado MVP. En Lille ha mantenido esa línea.
“Es un tipo estupendo”, dicen desde el entorno de la FEB. Pero eso no tiene que ver con la competitividad. Aldama no es histriónico, pero sí firme. Hace un año, en el Torneo del Centenario en Málaga, le aguantó la cara a Doncic cuando este le quería arrugar. Y el pasado martes, contra Grecia, le puso las cosas en su sitio a Spanoulis cuando este le acusó de fingir en una falta en ataque ostentosa de Antetokounmpo. A la jugada siguiente, le clavó un triple en la cara Anteto. De vuelta, el fenómeno de los Bucks le puso un póster. Pero Aldama contestó con el mate del 79-71 que terminó de volcar el partido en favor de España. Santi Aldama es un jugador que no da un paso en falso. Para ser eterno, no obstante, todavía quedan algunos. Los primeros, hacia París.