La frontera histórica de Los Hispanos
España persigue su primera clasificación para una final olímpica. En los cuatro anteriores intentos (Atlanta, Sidney, Pekín y Tokio), se tuvo que conformar con luchar por el bronce, que siempre ganó.
Ese grupo de esforzados jornaleros que dirige Jordi Ribera y que responde al nombre de Hispanos tiene una cita con la historia este viernes (16:30 horas) en el imponente Pierre Mauroy de Lille. Después de vivir al filo de lo imposible todo el torneo olímpico, y de salvar de manera increíble los partidos contra Croacia y Egipto, están a un paso de hacerse eternos. La Selección de balonmano tiene dos oportunidades para hacer medalla. Pero para qué esperar. Y, sobre todo, por qué no pensar en grande. España ha perdido las cuatro semifinales olímpicas que ha jugado: 20-25 contra Suecia en Atlanta; 22-26 contra la antigua Yugoslavia; 30-36 ante Islandia en Pekín; y, finalmente, 23-27 en los últimos Juegos de Tokio.
El primer obstáculo es Alemania, viejo conocido de la primera fase que vive, como España, en un estado de euforia. Virtualmente eliminado, cuando perdía de dos goles a menos de medio minuto para el final de los cuartos contra Francia, Renars Uscins firmó un milagro que no olvidarán los seguidores germanos. Y tampoco Dika Mem, cuya imagen perdiendo ante Julian Köster el balón que dio origen a la prórroga, martillea todavía hoy a la afición francesa.
Alemania no perdonó en la prórroga y este viernes estará delante de los Hispanos por segunda vez en los Juegos. En teoría, el 33-31 de la primera fase, favorable a los de Gislason, anuncia un partido en el alambre, que se decidirá, como el de la sala 6 del South Paris Arena, por detalles. El lateral germano-letón del Hamburgo Uscins; y el pivote Golla se anuncian como los grandes peligros de Alemania. Pero tiene más: Heymann, Knorr… España también tiene sus armas bien localizadas. Gonzalo Pérez de Vargas, Alex Dujshebaev y Aleix Gómez. Pero, por encima del talento individual, es evidente que la fuerza del grupo está en su corazón. Si quieren tener alguna posibilidad de hacerse eternos, los Hispanos tienen que desear la victoria tanto como el pasado domingo ante Croacia, o el día de Egipto. Luego, vendrá al maestro Ribera con su pizarra y sus indicaciones pausadas durante el partido, como aislado del fuego que rodea al partido y los jugadores, para dar las pinceladas que puedan llevar a los Hispanos a la gloria.