La cara y la cruz de Mireia
La badalonesa recobra el ritmo competitivo e incluso se sube a dos podios en Nimes, pero aún está a años luz de la mínima olímpica en 200 estilos, a dos meses y medio para los ‘trials’.
Provechosa ha sido para la delegación española, compuesta por diez nadadoras y nadadores que suelen entrenarse en el CAR de Sant Cugat a las órdenes de Ben Titley, seleccionador estatal, su participación en los Championnats de Ligue Juniors – Seniors de Nimes, Francia, que se han desarrollado desde el pasado sábado y hasta el lunes, y para los que ya llevaban preparándose unos días en la cercana localidad de Canet. Pero, sobre todo, ha sido productiva para una protagonista que no había comparecido en ninguna prueba individual desde el pasado 30 de noviembre: Mireia Belmonte.
Aunque el ‘meeting’ congregaba a pocas estrellas, con los representantes españoles, otras que se entrenan en el CAR como Kira Toussaint, Kylie-Jacqueline Masse o Valentine Dumont, y un grueso de nadadores franceses, la badalonesa ha podido rodarse como no logró hacerlo un mes antes en el Open de Invierno de Sabadell (donde sólo completó un relevo) ni en la Copa de España de Clubes de diciembre, en su actual club, el CN Barcelona, sin directamente tirarse a la piscina. Y Mireia cumplió con su objetivo principal, que pasaba por foguearse, adquirir rodaje y ritmo de competición, a menos de tres meses ya para los ‘trials’ de Palma, del 18 al 22 de junio, que decidirán las últimas plazas para los Juegos Olímpicos de París.
Se puede ver con Mireia el vaso medio lleno pero también medio vacío. Si se tienen en cuenta sus resultados en Nimes, con una tercera plaza en la final de los 400 metros libre y una plata en los 200 estilos, la cosecha se antojaría excelente. Pero ni la misión de este ‘meeting’ pasaba por ganar, sí por acumular metros –1.300 sumó en competición, en tres días–, ni las rivales internacionales eran las que se encontraría en un campeonato de primer nivel. Y, sobre todo, los tiempos nada tienen que ver con los que se exigirán en el Open de Palma.
Porque en la final de los 200 estilos, una de las disciplinas a las que intentará concurrir en los Juegos, su tiempo fue de 2:20.07, muy alejado todavía de la mínima olímpica, fijada en 2:11.47, e incluso de la otra mínima, la de consideración, que se sitúa en 2:12.13. El sentido común indica que en menos de un trimestre es harto improbable rebajar alrededor de ocho segundos una marca personal, pero con Mireia todo es posible.
Tonrath, muy bien encaminada
De los nadadores y nadadoras españoles que fueron capaces de alzarse con al menos un triunfo en la competición de Nimes, Estella Tonrath es quien más se acercó a las mínimas olímpicas. Marcó 2:11.40 en la final de los 200 espalda (2.10:39 y 2:11.04 son los tiempos A y B requeridos por World Aquatics para los Juegos).
Pero es que ya había rebajado esa mínima la mallorquina tres semanas antes en una prueba en las Baleares (2:10.29) que no computaba para ir a los Juegos.
Más lejos de los tiempos exigidos para estar en París se quedaron los también campeones Emma Carrasco en los 200 mariposa (2:16.83) –aunque donde apunta a ser olímpica es en los 400 estilos–, Paula Juste en los 200 estilos (2:16.93) y los 400 libre (4:16.85), César Castro en 100 libre (50.01), Miguel Pérez Godoy en los 200 libre (1:50.65) y el jovencísimo Luca Hoek en los 50 libre (22.86); el del CN Sitges daría la sorpresa si fuera capaz de bajar en junio a 21.96 o 22.07.
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