ILCA: la vela popular en los Juegos
Ana Moncada, que debuta en una cita olímpica, es la representante española en ILCA 6; Joaquín Blanco, en ILCA 7, ya estuvo en Río 2016.
La clase ILCA es una de las más populares en el mundo de la vela gracias a su fácil adaptación a cualquier tipo de regatista. En España cuenta con multitud de licencias y, a nivel olímpico, puede presumir de haber tenido representación en los Juegos desde que se incluyó en Atlanta 1996. En París 2024, claro, no faltará a su cita, y los representantes nacionales debutarán este jueves sin la presión de soportar el cartel de favoritos por las medallas. Ana Moncada (Estepona, 2001), en ILCA 6, vivirá sus primeros Juegos y Joaquín Blanco (Las Palmas, 1989), en ILCA 7, repite. Estuvo en Río 2016, donde fue 36°.
Ambos estarán este jueves en la línea de salida y el objetivo será intentar estar, tras cinco jornadas de regatas, en la Medal Race del martes 6 de agosto. No será sencillo porque en todo el ciclo olímpico ninguno de los dos ha logrado estar entre los diez primeros en alguno de los Europeos o Mundiales disputados, pero la inestabilidad meteorológica que se vive en el campo de regatas de Marsella hace todo imprevisible. Además, ambos han viajado repletos de ilusión y están tratando de exprimir la experiencia. Sin ir más lejos, Ana Moncada y Joaquín Blanco fueron los únicos que viajaron junto a Támara Echegoyen (abanderada) y Paula Barceló, su compañera en el 49er FX, a la ceremonia de inauguración de los Juegos en París.
Ana Moncada, con esfuerzo, trabajo y calidad, se ganó la oportunidad de estar en París 2024 y es que fue ella la que dio a España, en el último Mundial disputado en Argentina, el billete olímpico. Opositó hasta el final para hacerse con la plaza nominal con Cristina Pujol y, finalmente, la Real Federación Española de Vela confío en ella porque fue mejor en todas las regatas de observación. En 2021, compitiendo como Sub-21, logró ser cuarta en el Mundial y séptima en el Europeo Sub-21. Ya en 2023 se proclamó campeona de España y su mejor resultado fue un 20° puesto en el Trofeo Princesa Sofía de Palma de Mallorca. Este 2024 fue 17ª en el Europeo y ahora está en Marsella dispuesta a presentar batalla: “Estoy con muchas ganas. Tengo ilusión porque son mis primeros Juegos y me siento preparada”, comentó una Ana Moncada que ocupa el puesto 43 en el ranking mundial.
En cuanto al ILCA 7, Joaquín Blanco presenta experiencia tras su participación en Río 2016 y sangre olímpica. Es hijo de Joaquín Blanco y Ana Albalat, ambos regatistas. Su padre fue también olímpico en la clase Finn en Los Ángeles 1984, donde acabó cuarto, y en su palmarés lucen un oro Mundial en 1977, una plata en 1978 y un bronce Europeo en 1979. Pero hay más sangre ‘salada’ porque su abuelo, por parte materna, fue Manuel Albalat, miembro fundador del CN Costa Brava y CV Palamós y su tío Manel, campeón del mundo de 470 junto a Toño Gorostegui. Durante el ciclo olímpico ‘ganó’ a Joel Rodríguez el billete para París 2024 y, ocho después, volverá a vivir unos Juegos. Su posición actual en el ranking mundial es 24° y su conocimiento del campo de regatas de Marsella puede ser un plus para él. Sus mejores resultados, en el ciclo olímpico, fueron un sexto puesto en la semana de Hyères en 2022 y un octavo en el Mundial de 2023. “Vamos con el objetivo de mostrar nuestra mejor versión. Unos Juegos son diferentes y estamos muy ilusionados. Queremos hacer un buen papel. Habrá que ir día a día”, expuso.
Los ILCA, un barco considerado muy táctico
La clase ILCA (6 y 7) empezó a denominarse así en Tokio 2020 como acrónimo de International Laser Class Association, pero hasta entonces se conocía como Laser Standard y Laser Radial. Se le considera un barco muy táctico y la gran diferencia entre ambas categorías es que el ILCA 6 (femenina) tiene un 18% menos de superficie vélica que la versión masculina, el ILCA 7. En estos Juegos de París 2024, los ILCA y los iQFOiL son las dos únicas clases en las que el material utilizado por los regatistas es suministrado por la organización de los Juegos. Lo recibieron hace poco más de una semana antes de la competición y a partir de ahí “tenemos días para probarlo y ajustarlo lo máximo posible a nuestras necesidades”, avisó Ana Moncada. Respecto al barco, la española dijo que “al no ser un barco rápido, implica que hay que jugar muchísimo con la táctica. Es como un ajedrez, tienes que tomar muchas y muy buenas decisiones que te llevarán a estar entre los primeros, hay que trabajar y vigilar a los contrincantes”. Apenas hay diferencias entre los barcos, por lo que destaca es el regatista. Joaquín Blanco lo dejó claro: “Es el patrón el que marca la diferencia. Cada movimiento que realizas tiene un efecto muy grande sobre la velocidad y, además, es un barco lento, lo que lo convierte en un barco muy táctico”.