España derriba su histórico muro con una Bea Ortiz descomunal
Los cinco goles de la egarense, cuatro de ellos consecutivos, conceden una victoria anhelada ante Estados Unidos, su bestia negra en Londres y Tokio, que rubricó Terré al detener un penalti final.
Sucedió en Londres 2012, en Tokio 2020. Y en Mundiales. Salvo en Europeos, y porque no les ha dado por nacionalizarse, Estados Unidos le tenía la moral más que comida a la mejor España de la historia, las Guerreras del Agua, la de Miki Oca, Pili Peña, Maica García, Laura Ester… Y Bea Ortiz, que con sus cinco goles -cuatro de ellos, consecutivos- desató la euforia en los Juegos de París 2024. Cierto, no se trata de una final como en las dos platas que tiene este combinado, sino de la segunda jornada de la fase de grupos, pero el golpe de moral hacia el oro es sensacional.
Por las nubes estaba ya el ambiente del coqueto Centro Acuático de París -construido para la ocasión, inaugurado en abril y que tras París 2024 quedará como un legado deportivo para el bario de Saint Denis- cuando entraron a la piscina las Guerreras del Agua y sus rivales. Tan solo unos minutos antes había certificado Francia la primera victoria de su historia olímpica (debuta en estos Juegos) por un emocionantísimo 9-8 ante la poderosa Italia, lo que celebraron las jugadoras y el entregado público como si hubieran ganado el oro, tirándose ellas a la piscina, fundiéndose en abrazos y dando la vuelta de honor al recinto.
Tuvo que ser la capitana, la triple medallista de oro Maggie Steffens, exjugadora a la sazón del CN Sabadell, la que abriera el marcador cuando tan solo habían transcurrido 27 segundos, en un penalti cometido por Paula Crespí. En otras circunstancias, España se habría desinflado, habría vuelto a chocar con su talón de Aquiles, su muro de las lamentaciones. Pero era demasiado pronto y, además, estas Guerreras del Agua no se rinden.
Así que a la jugada siguiente, y como si aún le durara la inercia de su formidable debut ante Francia, Elena Ruiz ofreció la réplica con el 1-1. Y apareció por primera vez Martina Terré, avisando a Steffens que no se pasearía, igual que repitió con con Jenna Flynn y con la vaselina de Kaleigh Gilchrist, aunque nada pudo hacer ante Jordan Raney, que aprovecho para marcar en dos acciones con una jugadora más. 3-1.
Lo mismo podrían haber logrado las de Miki Oca de no ser porque también le dio por agigantarse, como de costumbre, a Ashleigh Johnson, que frenó los arreones de Ruiz y de Nona Pérez. Y cuando no era la portera, eran los postes, que se lo digan a Isa Piralkova, Pili Peña y, ya en el segundo cuarto, a Maica García.
La boya ya había anotado el 3-2, culminando una estupenda circulación colectiva de balón. Pero fue después de esa pausa de dos minutos, con la que recuperaron oxígeno, la que dio aún mayor rigor a España, defensivo y ofensivo. Empataba Judith Forca con un golazo, puño al aire mediante en señal de rabia. Y adelantó a las Guerreras por primera vez, pero no la última, una Pili Peña que apuró el segundo final de posesión, todo lo contrario que su trayectoria, infinita, inmortal, majestuosa.
Tal estaba siendo la precisión de las españolas que el mítico Adam Krikorian, seleccionador de esta máquina de ganarlo todo llamada Estados Unidos, recibió una amonestación porque no paraba de quejarse. Y si bien volvía a igualar Jewel Roemer, Bea Ortiz ni se inmutaba ante Johnson para transformar de penalti el 5-5. Y si Jovana Sekulic se zafaba de la defensa para empatar de nuevo, a la jugada siguiente Maica García la emulaba con un gol de experta consumada en guerra de guerrillas.
Por un momento, parecía tras la media parte que se había abierto el grifo de los goles, contando prácticamente uno por ataque. Se la colaba Crespí por su palo derecho a Johnson, quien ya no parecía tan gigante, y en el intercambio de golpes sumaban goles Rachel Fattal y Bea Ortiz, la egarense con cuatro dianas consecutivas, con todos los estilos y colores de la paleta, para situar un espectacular 6-11.
Demasiado bonito para ser real, seguramente pensaron en muchas casas de España. Y también entre los numerosos españoles que habían culminado una buena caminata bajo el sol para acercarse al Centro Acuático.
Y así, Tara Prentice redujo distancias, Johnson reapareció para detenerle una vaselina a Judith Forca y de nuevo ante Anni Espar, mientras Maddie Musselman no dejaba escapar la oportunidad que le había brindado un penalti a favor. Tampoco desaprovechaba Flynn la superioridad que le dotaba la exclusión no de una sino de dos españolas, para situar el 9-11 a falta del último cuarto.
Se hizo de rogar como no podía ser de otra manera esta victoria con tintes históricos, pese a que no define por ahora ningún podio -sí presumiblemente el primer puesto de la frase de grupos, y los consiguientes cruces-, con Johnson evitando la sentencia en las manos de Crespí y Ruiz, ésta de penalti, y con Kaleigh Gilchrist apretando el marcador al máximo a falta de seis minutos. Pero esta España va a por todas desde el primer día.
Parecía aun así que Anni Espar se topaba con el mítico muro, como si de una maratón se tratase, hasta que recuperaba el balón y anotaba el 10-12. Y, a falta de 40 segundos, Martina Terré le detenía un penalti decisivo, definitivo a Musselmann. El intercambio final de golpes, con goles de Paula Leiton y Estados Unidos sobre la bocina para el 11-13, no fueron más que anécdota para una tarde reseñable para el waterpolo español en los Juegos de París.
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