Esgrima en los Juegos de París 2024: ¿qué diferencias hay entre espada, florete y sable?

Uno de los deportes más tradicionales de los Juegos Olímpicos es la esgrima. Esta disciplina de combate se disputó en la primera edición del certamen de los anillos, en Atenas 1896, y a partir de ahí nunca dejó de ser olímpica. De hecho, se datan en más de tres mil años los primeros registros de la esgrima, cuando se utilizaba como herramienta de supervivencia y caza.

El objetivo es tocar al oponente con la punta de una espada sin que te toquen a ti, y el deporte se practica en una pista de 14 m de largo y entre 1,5 y 2 m de ancho. Es el único deporte de combate olímpico en el que no se permite el contacto cuerpo a cuerpo. Más tarde, en el siglo XIX, se instauró el arbitraje y se dividió en tres categorías: espada, florete y sable.

¿Cuáles son las diferencias entre espada, florete y sable?

En la espada, el objetivo es tocar o golpear cualquier zona del cuerpo del oponente con la punta del arma, y los tiradores pueden anotar con toques simultáneos. Además, otra consideración importante es que la espada tiene un tamaño máximo de 110 cm, con una hoja de 90 cm y pesa 0,77 kg. Es decir, es más rígida que las utilizadas en el florete y sable.

El florete, en tanto, es la base de la esgrima moderna. El objetivo es sumar puntos mediante toques en una zona determinada del oponente, que en este caso, es el torso. Además, es un arma ligera (0,5 kg), de 110 cm de longitud, con una hoja de 90 cm, siendo flexible y con forma de trapezoide. Es la disciplina más común entre los esgrimistas.

El sable, por su parte, es la más rápida de las tres disciplinas. La diferencia es que acá se puede tocar al rival con la punta o el costado de la hoja, además de que se puntúa si tocas al rival en la parte superior del cuerpo, exceptuando las manos. Además, es la más corta de las tres armas: mide 105 cm de largo con una hoja de 88 cm que presenta una ligera curvatura.