Escándalo olímpico: el objetivo fue... ¡salvar a Argentina!

El escándalo del Argentina-Marruecos que ha dado la vuelta al mundo en el debut de ambas selecciones en los Juegos Olímpicos promete tener más recorrido en los despachos. La AFA elevó una protesta formal ante la FIFA por la anulación del gol de Argentina casi dos horas después de que los dos equipos abandonaran el césped y por la falta de seguridad con la que se encontraron en el estadio de Saint-Etienne de principio a fin.

Según ha podido saber AS, las explicaciones expuestas a todas las partes por lo sucedido y la aparición en escena de las autoridades francesas dan poco pie a que prospere ninguna reclamación. En la cita olímpica, la FIFA canaliza a nivel deportivo el torneo de fútbol, pero no se encarga de la seguridad ni de la organización. Es en esto último donde se produjo el desbarajuste.

De hecho, fueron las autoridades francesas las que tomaron la decisión de desalojar el estadio por motivos de seguridad pese a que el choque no estaba terminado, sino suspendido. Las escenas de espontáneos saltando al césped y el ataque con petardos sufrido por la delegación argentina hicieron tomar esta decisión extrema. En otros campeonatos es habitual calmar las aguas durante unos minutos con mensajes desde megafonía, pero sin llegar al límite de desalojar las gradas. En esta ocasión sí se optó por ello.

El desalojo completo de las gradas y del perímetro duró una hora y media, precisamente lo que irritó a los argentinos a pesar de que sabían que el encuentro no estaba terminado y que era factible una revisión de su empate.

El árbitro sueco Nyberg había decidido retirar a las dos selecciones a los vestuarios a la vista de la tensión vivida sobre el césped en el segundo tiempo del partido. La medida se tomó para preservar la seguridad del propio árbitro y de los futbolistas, incluidos los argentinos. Según la AFA, los capitanes estaban de acuerdo en no reanudar el choque, pero para la FIFA eso no era viable: el partido necesitaba terminarse y se hizo a pesar del retraso producido por el desalojo al que obligaron las autoridades, el verdadero causante de semejante lío.