El Sena reduce su contaminación pero ahora preocupa el caudal

Arroja el servicio meteorológico francés una previsión de lluvias dispersas en París durante la jornada del viernes, cuando se celebrará la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, y hasta la tarde del sábado. Más allá de lo poco que pueda afectar a la fiesta de apertura, porque no se adivinan fuertes tormentas, cualquier precipitación inquieta a los organizadores por su cariz deportiva. En concreto, por las pruebas de triatlón (30 y 31 de julio, y 5 de agosto) y de maratón acuática (8 y 9 de agosto) que deben celebrarse en las aguas del Sena.

Ahora que los niveles de contaminación se han reducido sensiblemente, tanto en residuos fecales como en las consiguientes bacterias que desaconsejaban totalmente una zambullida (como el E.coli, principalmente), ya que los parámetros son aptos para el baño seis de cada siete días, lo que preocupa a las autoridades es el elevado cauce del río a su paso por la capital francesa.

Este miércoles, sin ir más lejos, rondaba los 350 metros cúbicos por segundo, cuando para hacerse una idea lo normal en estas fechas del año sería entre 50 y 150 metros cúbicos por segundo. La alteración, fruto de las precipitaciones que se registraron días atrás en la región del Alto Marne (afluente del Sena situado al noreste de París), puede propiciar unas corrientes demasiado fuertes para el desarrollo de pruebas deportivas.

“Será necesaria una adaptación” para los deportistas, reconoció también este miércoles el concejal parisino encargado de coordinarse con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, el exjugador de rugby Pierre Rabadan. “Pero no es incompatible con la celebración de competiciones”, matizaba acto seguido. En cuanto a la inauguración, aseguró el regidor que el cauce “será bueno para el funcionamiento óptimo, no será una molestia ni para el desfile de embarcaciones ni para el espectáculo”.

Las 72 horas de margen tras la lluvia

Así pues, toda la incertidumbre se deposita sobre el triatlón y las aguas abiertas. El pasado 23 de junio, el día inicialmente previsto para que se bañara la alcaldesa, Anne Hidalgo, el cauce ascendía a 666 metros cúbicos por segundo. Lo acabó haciendo la semana pasada, con las aguas ya más calmadas.

Y, en sus informes sobre el estado del agua en tres puntos de la ciudad (entre ellos, el emblemático puente de Alejandro III donde se deben disputar las pruebas olímpicas), reconoce la Villa de París que tras las lluvias del pasado día 11 se necesitaron hasta 72 horas para que el río volviera a ser apto para el baño y que solo gracias al enorme tanque instalado en Austerlitz (por el que se han pagado 1.400 millones de euros) se evitó el vertido de 15.000 metros cúbicos de aguas residuales.

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