El ‘plan loco’ de los arqueros: del monasterio a entrenar con “molestias externas”
Elia Canales y Pablo Acha dispararán sus flechas en los Inválidos y su preparación ha sido curiosa: meditación y silencio, recibir manguerazos, soportar ruido y sustos...
Concentración máxima, destreza, control de los nervios y puntería. Cuatro elementos básicos del tiro con arco que los dos representantes españoles, uno por categoría, Elia Canales (23 años) y Pablo Acha (27), tendrán que cumplir para lograr un gran resultado en los Juegos de París con un emplazamiento fabuloso, la Explanada de los Inválidos (desde este jueves a las 9:30, disputan los clasificatorios). Para ello, revelan un doble trabajo casi antagónico de cara a prepararlos concienzudamente. Por un lado, se fueron a un retiro en silencio a un monasterio para practicar la meditación, la visualización y fijar el objetivo; y por otro, han estado preparándose con molestias externas.
“Trabajamos bastante el tema de la meditación, enfatizando en nosotros mismos, dejando de lado todo lo que nos rodea. En el monasterio nos enseñaron a poner el foco únicamente en nosotros. Y las dos últimas semanas el entrenamiento ha estado enfocado a las molestias externas. Nuestro entrenador nos tiraba agua, hacía ruido a propósito, tirábamos con los ojos cerrados... Hemos trabajado mucho este tipo de circunstancias de distracciones sin salir del objetivo mental”, explica Acha. Control mental para un arquero que reconoce su peor momento de nervios: “Yo me pongo nervioso más yendo hacia la competición que cuando estoy, por eso trabajo mucho la activación de las visualizaciones”.
“El campo de tiro es impresionante. Tenemos muchas ganas ya de empezar. Hay algo de viento, pero cada día es diferente y habrá que ver qué día sale en la competición. Habrá que trabajar según lo que haya cada día. Habrá 8.000 personas en directo presencialmente viendo la competición y eso es algo a lo que no estamos acostumbrados”, explica Canales, que no se queja de los controles de seguridad: “Prefiero que haya seguridad de más. Agobia un poco, pero si lo hacen es porque tiene que ser así”. Y apostilla Pablo: “Como todo está perimetrado una vez que pasas el control del campo de tiro ya todo es más relajado”.
Así es la competición
En París, se enfrentarán a 63 rivales cada uno para intentar que sus 72 flechas que lanzarán a 70 metros de distancia encuentren el centro de las dianas (122 cm de diámetro) y les permitan un puesto alto de cara a los cruces de las eliminatorias: el mejor clasificado se enfrentará al 64º, el segundo lo hará con el 63º, y así sucesivamente. “Vengo a dar el 100%”, dice Canales, misma intención que Acha, que se explaya en la ilusión: “Si mantenemos el foco en nuestro objetivo podemos sacar muy buenos resultados, las medallas no dependen al 100% de nosotros. Puedes hacer una gran competición y quedar fuera”.
El tiro con arco tiene estrechos vínculos con el desarrollo de la civilización humana. Históricamente, se ha utilizado para la caza y para la guerra, y las primeras huellas de este deporte datan de la cueva Sudafricana de Sibudu hace... 64.000 años. La dinastía Zhou (1027 AC-256 DC) ya organizaba torneos y en 1931 el deporte se extendió por todo el mundo, fundándose la federación internacional, hoy World Archery. Debutó como deporte olímpico en París 1900 y 124 años después sigue formando parte del programa con un largo parón de 54 años entre Amberes 1920 y Múnich 1972.
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