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PARÍS 2024 | BÁDMINTON

El mayor drama posible: Carolina Marín se retira lesionada

La española, que llegaba a París tras perderse Tokio por destrozarse la rodilla izquierda, abandona París entre lágrimas y dolor en la derecha.

París
El mayor drama posible: Carolina Marín se retira lesionada

Todo estaba siendo idílico, soñado, hasta que con 10-5 a favor en el segundo set, y después de ganar el primero, pasó lo peor que podía pasar. Este domingo, cuando ya tenía la final en su mano, Carolina Marín se retiró lesionada de su rodilla derecha de los Juegos Olímpicos de París. Un dolor que físicamente solo sentía ella, pero que se extendió a todos los presentes. Lágrimas. Silencio en el pabellón y los españoles, que estos días inundaban las gradas, conteniendo la respiración. Manos en la cara e incredulidad. “No puede ser”, se escuchaba, pero fue. Carolina, que estaba ganando a la china He Bingjiao por 21-14 y 10-8, apoyaba mal con su pierna derecha después de un remate y se quedaba en el suelo, inmóvil, en uno de los mayores dramas jamás contados. Adiós. Como antes de Tokio. Como no merecía. Cuando ya tenía las medallas en su mano. De la forma más cruel posible.

Los minutos con Carolina en el suelo se hicieron eternos. “Me he roto, me he roto”, salía de su boca mientras su entrenador, Fernando Rivas, intentaba consolarla, de cuclillas, y mantener un fino hilo de esperanza. Como todos los presentes en el Arena Porte de La Chappele, como la propia Bingjiao, que tampoco se podía creer lo que estaba sucediendo y se fue llorando, como la campeona olímpica, parte de los presentes y toda España. Carolina, tras tomarse un relajante para el dolor y ponerse una rodillera, como tantas otras había tenido que utilizar estos años, siguió dos puntos más, pura resiliencia, y no pudo aguantar. Acompañada tanto por Rivas como por su segundo entrenador, Anders Thomsen, se marchó en medio de un sonoro aplauso y casi sin poder andar, quién sabe si pisando por última vez una pista de bádminton.

Fernando Rivas, su entrenador, con Carolina Marín en el momento de la lesión.
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Fernando Rivas, su entrenador, con Carolina Marín en el momento de la lesión. LUIS TATOAFP

Un destino extremadamente dramático para un camino que ya acumulaba muchas cicatrices. Carolina, campeona en Río 2016, no pudo estar en Tokio al romperse el cruzado y los meniscos de su rodilla izquierda a dos meses de la cita. En 2019, ya se había roto el cruzado de la derecha. Esta vez, con la gravedad de la lesión por conocerse, la pierna afectada vuelve a ser la segunda. Los de París iban a ser los últimos Juegos de Carolina. Ahora, scon 31 años, su futuro, el de una de las mayores deportistas españolas y mundiales de la historia, es muy incierto. El mayor drama posible.

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