El español que superó a Zhanle, gana con Marchand y eligió nadar con Francia por un libro

Que tu debut en una gran competición internacional sea en unos Juegos Olímpicos. Que nades en el mismo equipo que el rey Léon Marchand. Que recibas el aliento de 17.000 gargantas en éxtasis. Y que te cuelgues una medalla de bronce tras haber superado en 100 metros libres al mismísimo plusmarquista mundial y olímpico de la distancia, Pan Zhanle. Todo eso le ha ocurrido a un español. Así es. Porque, a pesar de que España cierra de vacío la natación en línea en París 2024, hay un nadador con pasaporte español, que vive y se entrena en Madrid, y que ha alcanzado la cima. Y solo tiene 17 años. Su nombre, Rafael Fente-Damers.

“Me toca un poco de esa medalla por haber nadado la serie”, suelta en conversación con AS junto a la piscina de La Défense Arena donde durante toda la competición los nadadores han suavizado tras la batalla, entre la broma y la reivindicación, risueño y en un perfecto castellano, pero con un inconfundible acento francés. Y ése es el país al que representa, tras haber nacido en Houston, Texas, donde se conocieron sus padres; él madrileño, ella de Francia. Donde también vivió, igual que en Inglaterra, tras haber comenzado a nadar a los cinco años en Anchorage, Alaska, por encima del paralelo 60, ya cerca del círculo polar ártico.

Entrenado por Juan Camus en el colegio SEK-El Castillo, donde le queda un curso para completar el Bachillerato, resulta llamativo que Fente-Damers haya escogido al país vecino. Pero todo tiene un porqué. Algo que siendo un niño (anteayer) cayó en sus manos. Seguramente porque Javier, su padre, fue nadador. “Es un libro de natación francés, ‘L’Odyssée’, que me encantó, y que desde que tenía 12 años leo prácticamente a diario. Quería ser uno de ellos”, enfatiza el joven nadador, que se refiere a ‘L’Odyssée de la natation française’, una obra editada en 2014 por la propia federación gala, que repasa el resurgir de esta disciplina desde el éxito de Laure Manaudou en Atenas 2004. Tanto fascinó a Rafael que desdeñó competir por España. Incluso oficialmente, para inscripciones en competiciones más allá de las fronteras, el que aparece como su club son los Dauphins D’Annech.

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Lo que dio a conocer al joven velocista más allá de los entendidos de la natación fueron, indudablemente, los Trials del pasado junio. En Chartres, consiguió esa clasificación olímpica gracias a que fue el más rápido en los 100 libres tras Maxime Grousset, con un tiempazo para su edad: 48.14. Pero también se hizo viral lo que sucedió inmediatamente después, pues se dislocó el hombro izquierdo al golpear el agua para celebrar enérgicamente su hito. Y, lo que al principio pudiera parecer hasta gracioso, viéndole en el podio con el brazo en cabestrillo, se lo hizo pasar realmente mal.

“Lo del hombro fue mucho más difícil mentalmente que físicamente”, concede. “Era difícil pensar que me había metido en los primeros Juegos y que existiera la mínima posibilidad de perdérmelos por eso. Pero aquí estoy, moviendo el hombro y haciendo 47 segundos en un relevo, así que me siento muy contento y mi ‘coach’, Juan Camus, también”, festeja ahora, concluida la natación en sus primeros Juegos.

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Pero volvamos por un momento al inicio. A esas series del 4x100 estilos masculino en que ayudó a Francia a meterse primera en la final, con su crol. “Los otros tres (Yohann Ndoye-Brouard, Clement Secchi y el propio Marchand) habían hecho unas postas increíbles, así que yo sentía presión”, reconoce.

“Pero cuando me subí al poyete pensé que es algo que he hecho 10.000 veces en mi vida. Me pegué a la corchera esperando que Pan (Zhanle) me cogería en dos segundos. Pero nunca me alcanzó. Tocar la pared (47.95 fue su tiempo) antes que el ‘recordman’ del mundo es increíble. Hizo mejor esprint que yo, pero gané”, subraya. Y remata, por si la alegría ya mencionada fuera poca: “Poder nadar un relevo con Léon, el gran campeón del mundo ahora mismo, era inimaginable. Un placer enorme”.

Fente-Damers, que asumió desde el primer instante su rol secundario en la final (“es que Manaudou está en el mejor estado de forma de su vida”, dice, pese a que Florent no logró rebasar a Zhanle, como sí hizo él), descansará unas semanas antes de retomar en Madrid sus estudios y su carrera como nadador. Será su último curso en España. Normal, tratándose de todo un trotamundos como él. Si nadar con Marchand ya le suponía ese placer, que se agarre. Mediado 2025, ya con 18 años, se convertirá en compañero del Léon de París 2024 y en alumno del mejor entrenador, Bob Bowman. Y será en Texas, donde nació. La vida.

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