Dudas en Francia respecto a los Juegos

Francia va a llegar a los próximos Juegos Olímpicos con severas dudas del lugar que ocupar en la cartera de favoritos del torneo de baloncesto masculino. La anfitriona ha fallado en los últimos partidos de preparación y ha devuelto las dudas a las filas azules. Porque, si bien Estados Unidos y su amalgama de superestrellas que aspiran a Dream Team es la primera en cualquier apuesta, los galos son uno de los combinados que con más claridad aspira a cazar una medalla en la competencia que se dará en las próximas dos semanas.

Los bleus se han quedado en terreno local para organizarse de cara a París 2024. La única victoria que se han podido echar a la mochila se dio en el primer partido, ante una Turquía que precisamente no estará en los Juegos. Tras ello han llegado cuatro caídas: Alemania, Serbia, Canadá, Australia, en ese orden, han dado cuenta de Francia, haciéndoles dudar de cuál será su papel. ¿Alemania? Partido caliente en el que la campeona del mundo impuso su ley a pesar de los numerazos de Wembanyama. ¿Serbia? Ahí el unicornio que ahora juega para los Spurs se vio achantado por todo un MVP de la NBA como Nikola Jokic, más decisivo que él. ¿Canadá? El madridista Guerschon Yabusele, por segunda jornada seguida, fue el más acertado, pero los americanos están un escalón por encima en estos momentos. ¿Australia? Ajustado resultado, decidido con una jugada de pizarra en la que Dyson Daniels hizo un lío a De Colo para anotar la canasta ganadora a un segundo del final.

Francia ha apostado de nuevo por un bloque reconocible, con callo en este tipo de torneos rápidos, al que se ha unido Victor Wembanyama, al que el seleccionador conoce perfectamente, como líder de la nueva generación. Atrás quedaron los tiempos de Tony Parker, Ronny Turiaf, Boris Diaw, los Pietrus y compañía. Ahora un gigante da sombra a los demás. Los ajustes que se realizaron en las ventanas de clasificación para el Mundial, en las que Wemby debutó como internacional absoluto, no han servido como prueba.

Ahora todo se mide con la unidad que da Wembanyama. El pívot, en términos de aporte en base a su presencia en pista, es el mejor de la preparación con un +42. Lo malo es que, fiándolo todo a tener un juego interior que asuste, el peor es su pareja de baile, Rudy Gobert (Timberwolves), con -18. Demasiada disparidad. A ellos les acompaña por dentro Mathias Lessort, campeón de la Euroliga con el Panathinaikos, que se hace cargo del peso de dos ausencias de ídem: Joel Embiid, que prefirió ir con Estados Unidos a pesar de haber pedido la nacionalidad expresamente para este evento; Vincent Poirier, ya ex del Madrid y nuevo miembro del Efes, lesionado durante el verano. Otros dos veteranos como Yabusele y Batum, útiles dentro y fuera del perímetro, sí son noticias positivas. Por fuera la plantilla la completan más de la vieja guardia, como Albicy, Fournier o De Colo, chicos de un rol muy marcado, como Strazel o Ntilikina para relevos cortos, o experimentos como Coulibaly.

La Federación ha intentado mantener intactos algunas columnas de su historia baloncestísticas, tanto dentro como fuera de la pista, de forma que a este gran evento se llevara un equipo de garantías. Pero las dudas se han apoderado de la opinión pública. Vincent Collet, seleccionador desde 2009, las ha visto de todos los colores; sólo la mejor España de siempre le apartó sistemáticamente de un palmarés de órdago, a él y a sus jugadores. El técnico continúa, quién sabe si en la última oportunidad de siempre, después de dos trompazos consecutivos: en 2022 perdió la final, que acceder a ella es un éxito, ante, de nuevo, España, pero la de la nueva generación; en 2023 no pasó de la fase de grupos del campeonato del mundo. “Obviamente estamos decepcionados. Somos conscientes de que acabamos de perder cuatro veces seguidas, aunque sea contra equipos muy fuertes y que son candidatos al podio. Algunas cosas están mejorando; otras, no lo suficiente. Hacemos lo que podemos. Pero la competición no ha comenzado y será diferente a la preparación”, recalcó Collet ante la prensa después de perder con Australia en el último amistoso. El papel de anfitrión pone más responsabilidad en las espaldas de una selección que está afrontando un salto generacional en pasos cortos, que se acelerarán muy próximamente, pero el presente marca y lo hace con acuciantes incógnitas que los franceses querrán despejar en Villeneuve.

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