Jarry extiende su sufrimiento en París: la escena que conmueve a Chile

Este martes se terminaron los Juegos Olímpicos para Nicolás Jarry (24° en singles). El número dos de Chile cayó, junto a Alejandro Tabilo, en los octavos de final de la competencia de dobles y se despidió de París, más rápido de lo que le habría gustado. Lo cierto es que el ‘Príncipe’ no llegó en las mejores condiciones a la cita de los anillos y eso se notó, tanto dentro como fuera de la cancha.

A esta altura, Jarry ya cumple más de dos meses con una neuritis vestibular que ha afectado gravemente sus capacidades, principalmente porque esta afección produce un síndrome de vértigo, que puede ser incapacitante y que, en su caso, no le ha permitido ni siquiera entrenar de manera normal, lo que posteriormente se ha reflejado en la pista. De hecho, a París llegó casi sin partidos previos: su último duelo había sido en Wimbledon.

En la capital francesa, ‘Nico’ tuvo la gran responsabilidad de ser el abanderado para la ceremonia de apertura, donde se le vio con ánimo y actitud. Sin embargo, en AS aclaró que, durante esos días, no se sentía bien. “Lamentablemente no estoy cómo me gustaría (...) pero puedo competir, puedo jugar y puedo darlo todo”. Así lo intentó ante el australiano Alexei Popyrin (63°) en la primera ronda del singles, con quien cayó en dos sets.

Inmediatamente después en zona mixta, en medio de las preguntas, Jarry no aguantó el llanto. Se tapó la cara y se agachó durante 45 segundos. Tras la desgarradora situación, declaró: “Es una tremenda experiencia estar acá, en una olimpiada, y perder en primera ronda o no estar bien, es duro”. Entre sollozos, agregó: “Eso no lo veo como algo cruel, lo veo como un desafío muy difícil. Sé que voy a salir más fuerte de esta”.

El desconsuelo del número dos de Chile

El lunes, el dobles le dio un respiro: con Tabilo vencieron a la pareja italiana formada por Darderi y Musetti. Sin embargo, el sueño de una medalla se terminó el martes, cuando perdieron con el binomio checo de Tomáš Macháč y Adam Pavlásek. El nivel exhibido por Jarry estuvo lejos de ser el mejor y su frustración quedó en evidencia apenas finalizó el duelo, cuando se sentó en la silla y se tapó la cara con la toalla, desconsolado.

De esta forma finalizaron los primeros Juegos Olímpicos para el reciente finalista del Masters 1000 de Roma, quien se ve aquejado por una enfermedad en el que pareciera ser el momento menos oportuno de todos. Ahora, Jarry tendrá que buscar su revancha en Los Ángeles 2028, certamen al que llegará con 32 años.