Attaoui pelea pero es devorado en su sueño de medalla
La final del 800 de París 2024 fue de un nivel superlativo con cuatro atletas por debajo de 1:42. El español acaba quinto, a tres centésimas del récord de España.
“El nivel es una barbaridad, la final va a ser brutal”, avisaba Attaoui (22 años), antes de enfrentarse a los mejores del mundo en el 800, la prueba del atletismo en los Juegos de París con mayor nivel medio entre los participantes. 19 atletas llegaban con menos de 1:44. Sólo ocho había pasado las dos guerras anteriores. Y entre tanto lobo, un elegido que ha crecido en Torrelavega y que ahora vive en Suiza, donde está la sede de su equipo. El argelino Sedjat tenía colgada la tarjeta de favorito; el keniano Wanyonyi y el británico Burgin, el papel de animadores; el francés Tual, el canadiense Arop y el estadounidense Hoppel, el de finalizadores asesinos; el botsuano Masalela, el cartel de sorpresa inesperada. ¿Y Attaoui? Moha es el loco valiente que casi siempre va a cola de grupo; el Correcaminos que escapa del Coyote con un movimiento de piernas inhumano.
En la final de las dos vueltas completas a la cuerda completa, la distancia que exige el esfuerzo extremo; el esprint continuado y extenuante durante más de cien segundos... Attaoui acabó quinto con 1:42.05; a tres centésimas del récord de España. Dándolo todo. En una carrera salvaje con siete atletas por debajo de 1:43; cuatro por debajo del 1:42; el récord de zona en Norteamérica, el récord de EE UU hecho por otro atleta diferente, dos marcas personales, un ganador a a 28 centésimas de la increíble plusmarca planetaria que conserva a Rudisha en lo alto de los altares desde 2012.
El pistoletazo de salida dejó claro que todos querían correr. De verdad. Paso de 50.28 en el 400. Moha ganaba posiciones. Todos buscaban el podio salvo el británico Burgin que casi parecía levantar la bandera de rendición. El héroe local Tual se quedaba sin fuerzas en la recta final; seis cabalos le adelantaban sin compasión. Attaoui peleaba, pero era demasiado incluso para él que sólo pudo dejar detrás además a Masalela. El keniano Wanyonyi se llevaba el oro con 1:41.19. Una centésima solo mejor que el canadiense Arop. El gran favorito Sedjati se tenía que conformar con el bronce (1:41.50). Hoopel era cuarto (1:41.67). Por delante de Attaoui. Los Ángeles son el objetivo futuro, quizá en el 1.500; una distancia que permitirá ver al rayo de Torrelavega brillar más en el cielo.
“Estoy bastante contento con mi carrera, la final ha sido una burrada. Se ha ganado con un tiempo muy cercano al récord del mundo y un paso intermedio bestial. Lo he peleado y verme así me hace ilusioname de cara a lo que viene en los próximos años”, decía Moha en zona mixta.
YULENMIS, DIPLOMA EN JABALINA.
Yulenmis Aguilar concluyó sexta la final olímpica de lanzamiento de jabalina con un mejor lanzamiento de 62,78, a noventa centímetros del bronce que se adjudicó la checa Nikola Ogrodnikova. Yulenmis, nacida en Bayamo hace 28 años, comenzó el concurso bien, con la mencionada que la situó primera en el primer lanzamiento, pero después no pudo superar ese registro al cometer tres nulos y otros dos intentos con menor recorrido: 61,58 y 60,17. La vencedora de la prueba, y ganadora del oro, fue la japonesa Haruka Kitaguchi con 65,80. La plata fue para la sudafricana Jo-Ane Van Dyk con 63,93 y el bronce para Nikola Ogrodnikova con 63,68.
1.500 FEMENINO.
Águeda Marqués, en su primer experiencia olímpica, finalizó 11ª con 4:00.31 (marca personal) la final de 1.500 De los Juegos de París. La pupila de Arturo Martín, de 25 años, demostró el talento que atesora en un escenario que nunca olvidará y donde se impuso la keniana Faith Kipyegon (3:51.29), a poco más de dos segundos de su propia plusmarca universal, 3:49.04. El ritmo infernal le ayudó a sumar su tercer título olímpico consecutivo. “Me duelen hasta las pestañas. He dado todo, no me queda más. Me da pena no haber logrado puesto de finalista ni poder bajar de 4 minutos”, decía la española.