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PARÍS 2024 | SALTOS

Antolino, diploma olímpico

La española, nacida en Venezuela hace 21 años, dio la sorpresa situándose a tan solo cuatro puntos del podio a falta de dos saltos, y termina octava, por encima del objetivo inicial en su debut en unos Juegos.

París
Antolino, diploma olímpico
TOLGA AKMENEFE

Desde febrero, concretamente desde que concluyeron los Mundiales de Doha y la Real Federación Española de Natación (RFEN) vio venir que muy probablemente tendría una plaza olímpica en el trampolín de tres metros, lleva Valeria Antolino entrenándose en esta especialidad, que había abandonado en 2022. Su cometido en el ciclo olímpico que ha desembocado en París era intentar la clasificación desde la plataforma de diez metros, que nada tiene que ver. Pero la vida, y el responsable del área de saltos, Domenico Rinaldi, le dieron una nueva oportunidad.

La española, nacida hace 21 años en Venezuela (lleva pintadas las banderas de ambos países en las uñas de sus dedos anulares), arriesgó y ganó. Primero, en los Trials, ante las grandes favoritas María Papworth y Rocío Velázquez. Y ahora, en los Juegos Olímpicos. Su octavo puesto es el segundo mejor de la historia de España en unos Juegos, tan solo superado por el sexto de Adrián Abadía y Nicolás García Boissier hace tan solo unos días, e igualando a Ricardo Camacho en Moscú 1980. Todos, curiosamente, en trampolín de tres metros.

Se plantaba Antolino en la final, ya de por sí un objetivo más que ambicioso, habiendo sido décima en la semifinal del jueves. Pero también séptima en preliminares. Y, en ambos casos, a pesar de haber tenido que remontar en las últimas rondas unas bajas puntuaciones iniciales. El ‘por qué no’ se empezó a ver en las caras de sus entrenadores, el propio Rinaldi y Arturo Miranda, desde el primer clavado, en el que ya mejoró la nota de las anteriores fases, un 60.00 en la primera, un 60.45 en la segunda y un 63.00 en la tercera, situándose quinta, a tan solo cuatro puntos de la sudafricana Julia Vincent, que marcaba el impensable podio. “Los dos primeros saltos llevo haciéndolos un mes”, desvelaría tras el concurso.

Valeria Antolino, saltando ante los aros olímpicos en la final de trampolín.
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Valeria Antolino, saltando ante los aros olímpicos en la final de trampolín.OLI SCARFFAFP

Se estancó su suerte, la utopía que nadie hubiera ni imaginado un rato antes de la final, en el cuarto salto, precisamente el que mejor se le había dado los dos días anteriores, con el que no pudo pasar esta vez de los 51.00 puntos por una entrada al agua no del todo satisfactoria. No fue la única que cometió algún pequeño fallo. “No miro las pantallas, pero después de los tres primeros saltos sí sentí un poco de presión por el diploma olímpico. En el penúltimo, que era uno de mis mejores saltos, fallé un poquito, pero aun así estoy muy contenta”, repasó Antolino.

Así que el diploma olímpico, al situarse octava a falta de una sola ronda, seguía siendo una posibilidad palpable, ocho años después de su aterrizaje en España. Fue cuando tenía 13 y viajó con la selección venezolana a Madrid, para concursar en el Gran Prix. Al cabo de unos meses, volvía para quedarse. Primero junto a sus padres y hermanos, y desde los 15 en solitario.

“Por toda la situación de Venezuela llevo ocho años en Madrid, con mi segunda nacionalidad (su abuela es española, y también tiene pasaporte italiano por su abuelo), y representar a España es mucho amor también”, comentó este viernes. Un aprendizaje que a buen seguro la ha ayudado para los Juegos. Para culminar su debut en unos Juegos en octava posición, tras su último intento, en el que calcó la puntuación de la semifinal (58.50) para acabar con 292.95 puntos.

No me esperaba estar en la final. Y una vez me vi me dije ‘por qué no el diploma olímpico’. Pero no me quería meter mucha presión, porque cuando tengo demasiada voy mal, como me pasó en Doha, que nunca se me va a olvidar (quedó trigesimocuarta en plataforma). Estoy demasiado contenta. Mucho: primeros Juegos, finalista y en trampolín de tres metros”, enumeraba la saltadora, exultante en la zona mixta, tras conocer de mano de AS que había concluido octava, y no novena como creía.

Chen Yiwen, flanqueada en el podio por Maddison Keeney y Chang Yani.
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Chen Yiwen, flanqueada en el podio por Maddison Keeney y Chang Yani.OLI SCARFFAFP

Concurso aparte es el que llevó a cabo Chen Yiwen, que convirtió al otrora disciplinado público chino en ruidoso, alborotado, hasta el punto de que por megafonía tuvieron que invitarlo diplomáticamente a la calma. La séxtuple campeona del mundo, que ya se colgó el oro en estos Juegos en los sincronizados, fue líder de principio a fin para convertirse en campeona olímpica.

“Es de otro planeta”, sintetizaba Antolino. Como líder es también Yiwen en el mundo de la política, elegida el año pasado representante de Zhongshan en el Congreso Popular Provincial de Guandong, algo así como un gobierno autonómico. La plata fue para Maddison Keeney y el bronce, para Chang Yani.

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