Abadía y Boissier, sextos en un país con 88 licencias

En un país con solo 88 licencias, que dos de sus saltadores hayan conseguido en cuestión de cinco meses una medalla mundialista y un diploma olímpico es un auténtico milagro. Una hazaña. Y así se lo deben tomar Nicolás García Boissier y Adrián Abadía, que competían este viernes por la mañana en la final directa de los saltos masculinos sincronizados desde el trampolín de tres metros, en el Centro Acuático de París. De entrada, ya entre los ocho mejores, por méritos propios. Y, finalmente, sextos.

De hecho, esa fue la posición que ocuparon ya desde el primer salto (47.40), en el que se dejaba entrever por dónde irían los tiros. Los españoles, que desde hace algo más de un año viven y se entrenan juntos en Madrid, antes en Mallorca uno y en Canarias el otro, sabían que para conseguir la utopía del podio necesitaban hacer un concurso perfecto y que pincharan China, México y Gran Bretaña. Nada de eso sucedió. Porque fueron oscilando entre el quinto y el séptimo puesto durante las seis rondas, hasta completar el concurso con 361.62 puntos. Con menos de 400, la medalla iba a ser imposible. Eso también lo sabían.

Se impuso la pareja china, imbatibles Long Daoyi y Wang Zongyuan (446.10), si bien les pisaron los talones los mexicanos Juan Manuel Celaya y Osmar Olvera (444.03). Cerró el podio Gran Bretaña, otro país con enorme tradición clavadista, con Anthony Harding y Jack Laugher (438.15). La competición que tampoco ‘ganó’ España fue la del segundo vagón, que indicaba el líder del Área de Saltos, Domenico Rinaldi: “Estamos Francia, Italia y nosotros, que vamos a luchar por la cuarta, quinta y sexta posición”. Prácticamente acertó el orden: cuarta Italia, quinta Francia y sexta, España.

Medallero de los Juegos Olímpicos