A 3.000 metros de semifinales

“Lo de Lulu no me gustaba nada de nada, porque lo veía de pequeña, menudita”, cuenta sobre el cariñoso apodo con el que la conoce todo el mundo del hockey hierba, nacido cuando empezó a jugar junto a su prima Cristina. “Pero ahora me gusta muchísimo más”, asegura. Lucía Jiménez, o Lulu, tiene solo 27 años pero disputa ya sus terceros Juegos, lleva 12 en la elite desde que a los 15 debutara en División de Honor y en diciembre cumple una década en la Selección española absoluta.

“Depositaron mucha confianza en mí, lo cual me ha ayudado a verlo todo con muchísima perspectiva. Las compañeras me ayudaron un montón y eso es lo que yo intento hacer ahora cuando entra gente nueva, que tiene muchísimo más talento del que yo tenía. Les digo que estoy hay que disfrutarlo”, detalla la madrileña, en conversación con AS, con los pies en el suelo sobre las metas de las RedSticks en París 2024. “Nuestro primer objetivo claro era pasar a cuartos de final“, valora. Pero, ahora, una vez alcanzado, no aceptarán este lunes ante Bélgica (20:00 horas) en esos cuartos, ningún resultado que no sea el pase a semifinales.

Luego están los genes. Que son innegables. Su padre es Anacleto Jiménez, campeón europeo y subcampeón mundial de los 3.000 metros en pista cubierta, pero a quien ya supera Lulu en número de Juegos, y que está presente en París viendo a las RedSticks. “No sólo eso. De vez en cuando le recuerdo que ya le gano por dos diplomas olímpicos a cero, y él entonces me contesta que tiene más medallas que yo. Y lleva toda la razón”, reconoce la jugadora, “porque todo lo que consiguió es increíble. Ahora espero picarme con mi hermano Sergio (Jiménez)”, que viene en de haber competido, en junio, en el Europeo de Atletismo de Roma 2024. Y eso no es todo.

De Sergio a Paula Jiménez

Su hermana de 19 años, Paula, acaba de participar en el Campeonato de Europa Sub-21 que se ha celebrado en Terrassa, “aunque ha estado todo este año y el pasado entrenándose con la Absoluta”. “Hemos jugado juntas algunos partidos de preparación, y me encanta, sobre todo ahora que no jugamos cada domingo al estar yo en Alemania. Lo echaba de menos. Me emociona un poco cuando coincidimos en la Selección y veo que pasa de ser mi hermana a una compañera más”, confiesa Lulu, que anhela completar otro ciclo olímpico, así que se podría cumplir el sueño de jugar juntas.

Mientras tanto, Paula, Sergio, Anacleto y la familia Jiménez Vicente no falta en París. “Son unos locos del deporte. Ya estuvieron en Rio 2016 a pesar de que hasta tres semanas antes yo creí que no iría convocada, pero lo compraron todo deprisa y corriendo. Quisieron ir a Tokio pero por el COVID fue imposible”.

El crecimiento personal en Mannheim

Ilustre del Sanse Complutense, tras sus terceros Juegos y las merecidas vacaciones iniciará su tercera temporada en el Mannheimer. “Soy una persona que no suele planear mucho, por eso en Alemania me miran raro”, bromea.

Ampliar

“Echo mucho de menos jugar en casa, claro que sí. Pero llevaba muchísimo tiempo en mi equipo y creía que era un momento de crecimiento deportivo y más incluso personal: por buscarme la vida fuera, por experiencia, porque después de haber estudiado Ingeniería (de Diseño Industrial) me encantaría hablar alemán fluidamente, aunque está costando… Y porque hay jugadoras que seguramente sean las mejores del mundo en mi posición, y puedo aprender mucho de ellas”. Y ponerlo en práctica en estos apasionantes cuartos, en el Yves du Manoir, frente a Bélgica.

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