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JUEGOS OLÍMPICOS | BALONCESTO

La epopeya de Sue Bird

A sus casi 41 años, la neoyorquina está a punto de conquistar su quinto oro olímpico, la primera en conseguirlo junto a Diana Taurasi. Una carrera ejemplar y reivindicativa.

Actualizado a
Sue Bird anima a sus compañeros en el partido ante Australia.
ARIS MESSINISAFP

Sue Bird ya no es aquella joven que, con 23 años, quemó Atenas en sus primeros Juegos Olímpicos, en 2004. Allí, el Team USA no se hospedó en la Villa Olímpica sino en el crucero Queen Mary 2, en cuyo interior había un club nocturno, el G32. "Podrían habarle cambiado el nombre y bautizarlo como Sue Bird Nightclub", contaba recientemente en la revista Time Dawn Staley, seleccionadora ahora y entonces compañera de Bird en aquel equipo. Noches de juerga en Atenas. La cosa salió bien. Estados Unidos ganó el oro y las componentes del equipo, subidas en el podio, empezaron a gritar "G32, G32".

Sue Bird debió dejar salir de juerga a diario. Ha estirado su carrera de manera admirable. Si este domingo, Estados Unidos gana la final de los Juegos a Francia (4:30 horas), se colgará su quinta medalla de oro al cuello y se convertirá, junto a Diana Taurasi, en la primera jugadora en alcanzar el éxito. Con una racha de 54 victorias olímpicas consecutivas a su espalda, parece muy a su alcance.

Ganadora de dos títulos de la NCAA con Connecticut, máxima asistente de la historia en la WNBA, cuatro veces campeona del mundo también con Estados Unidos, cuatro veces ganadora de la WNBA, la importancia de Sue Bird trascendió hace tiempo una cancha de baloncesto. "Da asistencias a las causas justas, da voz a las mujeres que están infravaloradas e infrapagadas. No tiene miedo", la define Dawley. Ha luchado por los derechos de las jugadores de color, que representan un 80% del global de la WNBA, y por los de aquellas que se identifican con el movivimiento LGTBI. La pareja de Sue Bird, la mediática Megan Rapinoe, fue quien le convenció para que hiciera pública su homosexualidad, que ella nunca había ocultado en círculos privados, para dar voz a la causa. Si ha hecho falta, hasta ha desafiado a políticos. Kelly Loeffler, senadora y copropietaria del Atlanta Dream, criticó que la WNBA se posicionara en favor del movimiento Black Lives Matter. La respuesta de Bird fue aparecer con camisetas con el eslogan "Vote Warnock", en apoyo a su rival en las elecciones, el demócrata Raphael Warnock.

El foco de Bird se ha multiplicado en los últimos años. Después del cuarto título de la WNBA de las Storm de Setatle, Rusell Wilson, quarterback de los Seahwaks, se puso su camiseta antes del inicio de un partido en horario de máxima audiencia. "Me siento como Sue Bird".

El éxito de Sue Bird abre también uno de los nuevos debates del deporte, la longevidad en la élite. En el deporte estadounidense, Tom Brady ha ganado su séptima Superbowol con 43 años. Serena Williams sigue en la competición con 39. Con 41, Pau Gasol ha cumplido su sueño de estar en los quintos Juegos. Entrerríos ha llegado a os Juegos prácticamente en plenitud con 40... Maialen Chourraut... O el golfista Phil Mickelson, que ganó un Major a los 50. "Puede que los 50 sean los nuevos 40", acaba Sue Bird, que está a punto de completar una epopeya.