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JUEGOS OLÍMPICOS | BALONCESTO

Mills pulveriza a Doncic

Después de asombrar al mundo en la primera fase, la insolente Eslovenia se va de los Juegos sin medalla. Doncic llegó al final del torneo sin gasolina. Australia rompe la maldición y gana un bronce de ley (93-107) con 42 puntos de Mills.

Tokio
Mills pulveriza a Doncic
Kiyoshi OtaEFE

Después de tantas alharacas, Doncic se fue de los Juegos Olímpicos sin medalla. El deporte es así de cruel, y a Eslovenia y al fenómeno de Ljubljiana, el cuerpo no le ha dado para más. Sin gasolina, Doncic, que volvió a rozar la expulsión por técnicas por sus malas formas, se fue con 22 puntos de Tokio, pero con una serie horrible de triples (3/13). Y, sobre todo, se marchó pulverizado por Patty Mills, un deportista ejemplar que, a sus 33 años, firmó una memorable actuación de 42 puntos y junto a Ingles, su compañero de batallas tantos y tantos años, le dio a Australia una merecidísima medalla que llevaba buscando varias citas olímpicas. En Saitama, al fin, rompió la maldición.

El 93-107 final es la mejor foto de un partido extraordinario de baloncesto que Australia dominó casi siempre. Destruyó la defensa eslovena con un baloncesto sensacional, de transiciones y juego rápido. Con Thybulle jugando por encima del aro, Exum aportando de nuevo físico y Landale y Kay haciendo su trabajo.

Después de irse al descanso 45-53 ya con 26 puntos de Mills, Australia voló al 67-81 a sólo 8:30 del final. Pero Eslovenia, que ha escrito un guión fabuloso en estos Juegos por más que no haya tenido final feliz, tuvo un tremendo corazón para ponerse 80-83. Una antideportiva de Blazic dio aire a Australia. Ingles se jugó unos triples fabulosos y el partido entró en un intercambio de canastas de los más bellos que han dado estos Juegos, que tuvieron un bonito epílogo. Un triple de Doncic (86-92) fue lo más cerca que estuvo Eslovenia ya de remontar. Pero esta vez Australia no estaba dispuesta a que nadie le arrebatase su sueño. La maldición se rompió en Saitama. Australia se llevó la primera medalla de su historia, el bronce que no tuvo Doncic. La insolente Eslovenia, con Doncic a la cabeza, volverá en París.