Damián Quintero se mostró feliz por la plata y por la noticia de que será abanderado en la ceremonia de clausura con Sandra Sánchez. "Tendré tiempo de disfrutar de la Villa y hacerme una foto con los aros ¡Las colas son enormes!", se alegró antes de recoger la medalla.
-¿Cómo se siente? -Hipercontento. Me prometí que iba a venir a unos Juegos a disfrutar y lo he hecho como un enano. Lo he dado todo. Siempre pongo cara de enfado cuando pierdo, pero hoy no tocaba. Es una medalla olímpica. Da igual el color. Y en el Budokan, que es el templo del judo y el kárate.
-El kárate sale del programa olímpico. Era la última oportunidad... -Sí. Los aros olímpicos son un sueño pero meten mucha presión y yo la sentía. Por conseguir la medalla y por el debut del deporte.
-¿En qué ha notado que la presión era diferente? -Hay mucha prensa (se ríe). Y a Sandra y a mí se nos señalaba como medallas seguras. Si no lo sabes gestionar es difícil. Sandra se salió y era otra presión añadida. He pasado dos días sin dormir nada, pero en cuanto subí al tatami me sentí espectacular. Jesús (Del Moral) me dijo que este era el kata iba a guardar en la memoria y así es.
-¿Por qué eligió ese Suparinpei? -En 2018 en Dubái gané a Kiyuna con ese kata. Quería meterle presión. Él es un toro encima del tatami y saqué un tema más técnico, de sentimiento. Me siento más completo técnicamente.
-¿Qué hará en el futuro? -¡Sólo pienso en las vacaciones! Estoy muy cansado. Años muy duros desde que se anunció que estaríamos en los Juegos. Hay un Mundial en noviembre que prepararé al cien por cien y luego ya veremos. Son 19 años en el equipo nacional... Dejar a la familia atrás cada vez se hace más complicado. He dado al kárate todo lo que le tenía que dar.
-¿El oro de Sandra le ayudó a liberarse? -Vi la final en la Villa y se me saltaban las lágrimas. Por un lado sí, porque abrió el camino. Pero sabía que era muy difícil repetirlo otra vez ante Japón.
-¿Da rabia no poder defender la medalla en París? -Sí. Mucha. Las generaciones futuras se merecen vivir esta experiencia. Todo el mundo me decía que los Juegos eran otra cosa y es verdad. Deportivamente es más difícil un Mundial, pero la repercusión de esto es inigualable.