JUEGOS OLÍMPICOS | ATLETISMO
Ana Peleteiro: "Se me ve en la mirada cuando voy a hacer un buen salto"
Ana Peleteiro, de 25 años, compite este viernes en la calificación de triple salto (12:05) de los Juegos de Tokio. Serán los primeros Juegos de la gallega.
-Llegan los Juegos, los primeros para usted, y eso que tiene 25 años y cuatro medallas internacionales de primer nivel... ¿cómo lleva la presión?
-La de siempre, yo soy muy exigente. Tengo más ilusión que otro años, me apetecía venir a a unos Juegos, estar aquí, vivir la experiencia... Siempre me pasó lo mismo hasta ahora, estaba lesionada o no demasiado centrada. Pero ahora llego en un momento de madurez mucho mayor que en años anteriores.
-Su temporada es siempre muy progresiva, empieza con saltos 'más discretos' y suele ir a más. ¿Por qué es?
-Cuando me voy de vacaciones o tengo una lesión es como que se me olvida (se ríe). Me pierdo. No, en serio, tengo una técnica bastante buena y ya mejorarla es muy difícil. Porque la tengo muy integrada. Al principio me cuesta aplicarla, entro más rápido de la cuenta y me voy de línea... A veces tengo el primero, el segundo y el tercero muy bien por separado... Hasta que juntas todas las partes.
-Lo que es indiscutible es la capacidad competitiva, porque en grandes campeonatos siempre hace su mejor marca.
-Eso va dentro de mí. Me gusta ganar y hacerlo bien. No se me da mal, siempre puedes fallar un poco o no. Pero con eso se nace. Cada vez soy un poquito menos picada, porque vas madurando y te das cuenta que en la vida normal no todo es competir.
-Cuando está en el pasillo de triple es como que se transforma...
El otro día Teddy Tamgho me dijo: 'Qué sepas que un entrenador de Francia me comentó que tu, aparte de tener físico y aptitudes para ser medallista olímpica, lo que posees es algo que no tiene casi ninguna. Es que cuando vas a hacer un buen salto se te nota en la mirada'. Y me fastidia, porque yo quiero ser siempre así, pero no me sale ese yo. Sólo cuando me enfadan o me pican. Así que cuanto más me cabrean antes de la competición, mejor. Llego de una mala leche... Ese yo me gusta para competir, pero no para el día a día. Soy un poco como Hulk, porque el mal humor hay que controlarlo.
-Puede ser que tenga razón ese entrenador.
-Ya le digo yo que sí. Analizas los vídeos y es verdad. En Glasgow, cuando fui campeona de Europa tenía una cara... que no era normal. Me concentro y sale eso.
-Una de sus características es que no se corta al hablar.
-Yo sí, no soy como mis padres, que son muy comedidos. Yo soy como era mi abuela. Vivíamos puerta con puerta y muchos días los pasé con ella. Me dio un carisma, un carácter y ganas de luchar por lo que yo creo que es correcto. Cuando tengo que defender aquello que es defendible, lo defiendo a muerte, pero cuando tengo que dar la razón, también la doy.
-Se escapa al estereotipo de deportista.
-Mi objetivo en la vida es dejar un legado y para eso hay que ser diferente. Sé que no voy a saltar 16 metros, pero sí que quiero dejar un ejemplo. Mostrar que se puede conseguir todo lo que te propongas no siendo la más alta, la más fuerte, ni la más rápida, ni la que mejor técnica tiene. Para lo bueno o para lo malo, pero me diferencio.
-16 metros no, ¿pero 15 metros va a saltar alguna vez?
-Yo creo que sí, así se lo digo. Pero para eso hay que trabajar mucho. Mi entrenador Iván Pedroso era un saltador de nueve metros en longitud, pero nunca lo consiguió. Yo lo he soñado un par de veces, así que si lo sueñas, puede suceder.
-Ha salido en programas de televisión (El Desafío, El Hormiguero, La Resistencia...), siente que se le ha juzgado.
-Mucho, pero sobre todo por envidia. Pero estoy acostumbrada, desde pequeña he vivido con eso. En pista cubierta se me juzgó un poco porque no estaba saltando mucho y yo le decía a la gente: 'No juzgues lo que no conoces'. No hay que poner trabas a la gente, nosotros mismo ya nos las ponemos. Pero bueno, si me fastidian, tendré más motivación.
-Y le gusta el mundo de la tele en el espectáculo.
-Lo disfruto, la gente me trata me respeta. Allí habrá envidias pero yo no las he percibido. En el atletismo también, hay atletas que sí que siento que me respeta y me emociona. Toda mi vida tuve malas experiencias en el deporte y ve que hay gente que me da la enhorabuena por cómo he madurado, cómo he cambiado. Cuando me dan algo de cariño y es de verdad, lo valoro mucho. Estoy muy agradecida, pero también tengo mil antenas...
-También es muy activa en Instagram.
-Intento no mostrar demasiado de mi vida personal, pero sí que trato de enseñar lo que soy, de verdad. Si tengo sinusitis y hablo como un mono pues lo digo y doy consejos a la gente. Quiero que vean que todo es real, que tampoco sea una teletienda. La gente se divierte y yo quiero transmitir cosas positivas. Si estoy triste no subo nada y ya está.
-Entonces es posible la vida con presencia pública y deportiva.
-Sí, pero desde marzo no he hecho nada, es un momento clave, porque me he centrado en los Juegos. Después de esto lo retomaré. Tengo oportunidades y hay que aprovecharlo. Me gusta ser polivalente. Sentir que sólo valgo para una cosa me frustra un poco. En el momento que tenga todos los títulos que quiero como deportista, ya sabré cómo gestionar mi tiempo. Lo decidiré yo, porque es lo que me va a hacer feliz. Hay quien compagina estudios y atletismo, pues yo hago esto...
-Volvamos a Tokio, ¿cómo va a ser la competición?
-Va a haber que saltar mucho, pero yo me he preparado para ello. Mi pareja (Nelson Evora, oro olímpico en 2008) siempre me lo dice: 'La noche antes de una final olímpica, es la noche antes de una final olímpica'. Y me incluyo ¡eh! Que puedo estar ahí y cagarla.
-¿Cómo es entrenar con Yulimar Rojas, una triplista tan dominante?
-Es entrenar con la mejor del mundo, tiene cosas negativas a nivel psicológico, pero si la sabes gestionar puede ser muy positivo. A días mejores y peores, pero somos seres humanos. Cuando yo hago un buen entreno ella también se puede frustrar. Esto te hace más fuerte, porque estas entrenando con alguien tan superior, que cuando llegas a la competición...
-Me van a llamar flipada, pero desde pequeña sentía que podía hacer cosas grandes. Antes de ser cadete, a lo mejor suena fantasma, pero siempre he creído en mí. Lo primero es creerlo. He trabajado el coco mucho.
-¿Cuál sería su meta como deportista?
-Ganar una medalla olímpica, si la gano no me véis por aquí. No, es broma. Estaré satisfecha si lo consigo, sea del color que sea. Pero si la consigo me pondré ante el espejo y diré:'Ole tus ovarios'. El otro día me decían, es que llevas en el atletismo toda la vida, pero aún soy joven. Que tengo 25 años, pero llevo mucho tiempo y he sufrido mucho. Sólo lo sabe mi familia.