Roglic cura sus heridas con el oro en la crono de Izu
El esloveno, que tuvo que abandonar el Tour tras una caída, se coronó campeón olímpico 24 días después. Dumoulin y Dennis, el podio. Ion Izagirre abandonó.
Primoz Roglic curó las heridas del Tour con el bálsamo olímpico. El esloveno (31 años) abandonó hecho una momia, con el cuerpo en carne viva, la gran carrera en la novena etapa después de haberse ido al suelo en la tercera y, 24 días después, se colgó el oro en la crono de Izu. En el circuito de velocidad nipón, el bólido fue vestido de azul y verde. Tom Dumoulin entró a 1:01 para conseguir la plata y cerró el podio el australiano Rohan Dennis, a 1:03. Ion Izagirre no puedo terminar y echó pie a tierra con problemas musculares en los sóleos.
Roglic llegó al Tour dispuesto a tomarse revancha de la edición de 2020, en la que sucumbió en otra crono ante el empuje joven de Tadej Pogacar en la Planche des Belles Filles. Había brillado en la París-Niza, con el triunfo en tres etapas y sólo una caída (otra) le impidió alzarse con la general. Sí lo logró en País Vasco, donde se adjudicó la crono inicial. Todo estaba destinado a presentar batalla en la Grande Boucle cuando... Crash. Su cabeza, entonces, giró hacia Tokio. En la prueba de fondo el pasado domingo el protagonismo fue para su compatriota Pogacar, a la postre bronce tras Richard Carapaz y Wout van Aert. Con la cabra, quien mandó fue él.
El perfil, con 44,2 kilómetros y 846 metros de desnivel, con tramos de subidas y espacio para clavarse en el manillar y rodar a fondo dentro del circuito de automovilismo, hizo dura la crono. También el calor y la humedad. Sólo en el primer control (9,7 km) marcó mejor tiempo el campeón mundial Filippo Ganna (5º a 1:05), que pretendía emular a Miguel Indurain (1996) y Fabian Cancellara (2008), que lograron arcoíris y oro el mismo año. El resto de parciales los dominó Roglic, que acabó con una media de 48,1 km/h. El todoterreno belga Wout van Aert, que se había propuesto ganar dos metales en Tokio, fue sexto a 1:40. Las heridas de Roglic se curaron con un apósito dorado. Ahora, le toca La Vuelta.