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JUEGOS OLÍMPICOS

De vender cubos de hielos para subsistir a rival de Djokovic en Tokio

Antes de estar en unos Juegos Olímpicos, Hugo Dellien batalló varios años en la cara menos alegre del tenis. "Mirar la cuenta y ver que no tenía un peso para comer".

Tokio
De vender cubos de hielos para subsistir a rival de Djokovic en Tokio

Bolivia es el único país sudamericano que nunca ha ganado una medalla, y es poco probable que eso cambie en Tokio. Cada cuatro años se esfuerza al máximo para reunir una pequeña delegación de atletas, la mayoria por invitación. El éxito, para ellos, es llegar hasta ahí.

Hugo Dellien lo sabe. Por eso disfruta al máximo cada minuto que pasa en el Ariake Tennis Park, incluso cuando se enteró que su rival en el debut sería Novak Djokovic, número uno del mundo y que viene de ganar los últimos tres Grand Slam.

El rival que todos evitaban era un regalo para el boliviano. "Le dije a mi entrenador que quería enfrentarlo", y con esa euforia saltó hoy al Court Central para estrecharle la mano. El serbio lo trato con respeto: 6-2, 6-2 le ganó el partido, pero luego tan amigos como siempre.

La derrota no el sacó la sonrisa a Dellien en ningún minuto. Apenas terminó el encuentro "le fui a dar las gracias por lo que ha hecho por el tenis y los tenistas. En el último US Open lo apoyó a él y Guido Pella cuando fueron descalificados". También le pidió un regalo: minutos después se sacó una foto con su camiseta.

Dellien, como pocos, sabe lo difícil que es llegar a la élite. Y lo complejo que es luchar varios años en los circuitos menores del tenis mundial. "He tenido una carrera de sacrificio. Es cierto que no tuve dinero, que estuve cerca de retirarme algunas veces. Pero eso hace que disfrute mucho más las cosas".

Aterrizar en Japón hizo que todo valiera la pena. El esfuerzo de surgir en un país sin deporte como Bolivia. Irse a Buenos Aires en busca de una oportunidad. Tener regresar a Santa Cruz años más tarde sin ahorros, y vendiendo cubitos de hielo para subsistir. Mirar su cuenta con el estómago apretado y ver que no tenía ni un peso para comer.

Pero ahora sigue ahí: recibiendo felicitaciones, dando entrevistas y repasando una y otra vez su partido. Lo hace con la camiseta de Djokovic en bolso, como una forma de conservar el momento. Que no termine. "Para mí es el mejor sueño de mi vida".