"Pongo en la balanza todo lo que viví, recuerdo las dificultades que pasé y sí, estoy contenta con mi carrera". La frase es de Karen Gallardo , lanzadora de disco oriunda de Copiapó, quien a sus 37 años se ve lejos del retiro. Sobre todo, porque en semanas tendrá la oportunidad de vivir unos nuevos Juegos Olímpicos , los terceros de su extensa trayectoria.
La discóbola chilena, medalla de oro en Juegos Suramericanos y en Campeonatos Iberoamericanos , no la tuvo fácil para cumplir con su sueño de clasificar a la cita de los anillos que se efectuará en Tokio: debió lidiar con una rebelde lesión de caderas, que se extendió más de lo previsto. Fueron casi tres años en que la dolencia le generó, además, mucha incertidumbre sobre su futuro. Sin embargo, logró ser una de las últimas atletas nacionales del Team Chile en sellar su boleto a Japón. En AS, reveló sus sensaciones.
- ¿Cómo fue el último año para usted a nivel de competencias? - Fue muy similar al resto de los deportistas chilenos. La pandemia trastoca los planes. Se nos cayeron varios torneos y la clasificación estuvo a punto de irse por un precipicio, pero me junté con mi equipo, planificamos cómo juntar los puntos y por suerte se dio. (Su clasificación se dio por cuota universal)
- ¿Cómo lo ha hecho para prepararse? -Yo vivía en el hotel deportivo del Centro de Alto Rendimiento (CAR). Una vez que comenzó la pandemia, me vine a la casa de mi pololo acá a Puente Alto para continuar entrenando en casa. Juntamos los materiales necesarios y practicamos acá. Recién en julio del año pasado se nos entregó un permiso para asistir a la pista atlética y poder lanzar un poco. Y hasta el minuto es muy similar.
- En Copiapó se inauguró finalmente el Estadio Atlético Ramón Tapia, algo por lo que usted luchó bastante... - Sí, la verdad es que la pista la estábamos peleando desde que botaron la anterior, que creo fue en 2009. Se hicieron muchas gestiones, en algunas participé fervientemente y en otras lo hice más a distancia, ya que hace tiempo no viajo a la región. Pero lo hice siempre con la intención de que la pista fuese un semillero de nuevos atletas y que los atletas que ya están y viven ahí, pudieran tener un lugar adecuado para entrenar.
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Karen Gallardo, en los Juegos Suramericanos de Santiago 2014. - ¿Cómo siente clasificarse a unos JJ.OO. con 37 años? ¿Es distinto a cuando fue, por ejemplo, a Londres 2012? - Creo que sí, en parte es un sentimiento distinto, porque ahora hay más experiencia. Pero ambas tienen el mismo trabajo, la misma dedicación, la misma ambición por lograr cosas. Quizá lo que cambia ahora es que ya sé a lo que voy. Antes, cuando clasifiqué por primera vez, todo era nuevo, solo tenía una idea de cómo podrían ser unos Juegos Olímpicos. Ahora ya lo sé.
- ¿Ha hecho una reflexión acerca del esfuerzo que le han significado tantos años de carrera? - La verdad es que sí, sobre todo cuando estuve con una lesión de caderas bastante importante, que comenzó en 2017 y de la cual recién mejoré a mediados del año pasado. Ahí tuve tiempo de echar a la balanza todo lo que había logrado. Y ahora estos Juegos Olímpicos tienen un significado especial para mí. La pandemia me dio la oportunidad de recuperarme un poco mejor de esa dolencia y tener más chance de juntar puntos. Quizá si los JJ.OO. eran el 2020 no habría podido llegar, porque en 2019 prácticamente no competí. Este 2021 lo partí bien, con el equipo súper enfocados, siendo bien estrategas para ir a competencias que me entregaran los puntos que necesitaba y, afortunadamente, se logró.
- Usted además ha hecho una labor social importante dando charlas en distintos centros educacionales... - He ido a varias instituciones, colegios públicos y universidades. Ahora en el último tiempo tuve harto movimiento por plataformas de Zoom, estuve en hartos seminarios.
- ¿De dónde nace esa motivación? - Trato de motivar a que la gente se mueva, que haga deporte. También que conozcan como es el mundo deportivo, más allá de lo que se ve en la tele. Me gusta hablarle a los más chicos, que tengan esa ilusión de llegar lejos si les gusta el deporte. Hago memoria de cuando yo era chica, y hubiese sido importante y muy motivacional si alguien me hubiese impulsado. Me gustaría que los más pequeños sigan su camino si les gusta el deporte, que es un camino de dulce y agraz, pero que da satisfacción.
- ¿Será muy raro disputar unos JJ.OO. con todas las medidas restrictivas que se han anunciado? - Afortunadamente tengo la vivencia de otros Juegos en normalidad (risas). Espero que el campeonato se realice dentro de un marco de normalidad, aunque es obvio que se deben sumar medidas sanitarias. Ya en condiciones normales es complejo organizar unos Juegos Olímpicos, porque hay muchas delegaciones, hay demasiada gente... y ahora imagino que será todavía un poquito más engorroso. Hace un par de días nos hicieron una inducción sobre cómo funcionará la Villa Olímpica. Por ejemplo, el casino ya no será como antes, igual se podrá interactuar, pero ya no estaremos en esas mesas gigantes donde compartían todos con todos y daba lo mismo la nacionalidad. Pero, en fin, son los Juegos que tocan.
- Tras Tokio, ¿cuáles son sus próximos desafíos? - Para los atletas adultos, el año se termina acá. O sea, luego habrá otras competencias, pero serán nacionales. Lo que tengo más inmediato, en carpeta, es el próximo año intentar clasificar al Mundial de Atletismo, que será en Oregon, Estados Unidos. Y a esperar a ver si se realizarán otras competencias, como el Iberoamericano del próximo año. Con la pandemia nada está muy seguro.