Carolina Mendoza: "A los atletas nos hace falta reconocer el éxito del de a lado"

Carolina Mendoza (Naucalpan, 1997) irrumpió con fuerza en la escena deportiva nacional cuando, con solo 15 años, se subió a la plataforma de 10 metros en los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012. El bautizo de fuego dio paso a una carrera de vaivenes; descartes, exclusiones y medallas mediante. Río 2016 echó en falta su presencia, los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 la devolvieron a la cima (oro en trampolín de 3 metros, bronce en trampolín de 1), pero la Federación Mexicana de Natación la apartó en 2019 de los Juegos Panamericanos de Lima y el Mundial FINA de Gwangju. Ahora, volverá a la máxima cita, no sin polémica.

El proceso selectivo del equipo mexicano que se presentará en la fosa de clavados de Tokio estuvo plagado de controversia, fuego cruzado, declaraciones y descalificaciones a raíz, sobre todo, de la ausencia de Paola Espinosa en el puesto final del trampolín de 3 metros (en pareja con Melany Hernández). Mendoza charló con AS sobre los criterios del control técnico de la Federación, zanjó las críticas, aceptó que no clasificar a Río supuso una encrucijada en su carrera, y se declaró lista para afrontar su segunda cita olímpica; ahora, en modalidad de clavados sincronizados desde el trampolín de 3 metros.

- Antes que nada, ¿cómo te sientes? ¿Cómo has pasado el último año y medio, con pandemia incluida, en el que todo cambió para todos? La pandemia afectó a los deportistas de una forma muy particular, por la falta de entrenamientos y competencias, el regreso paulatino...

Estoy muy tranquila y contenta. Fue un proceso muy largo. Se vivió mucha incertidumbre, desde los procesos selectivos hasta el simple hecho de no saber si iba a haber o no Juegos Olímpicos. Sin embargo, siempre me mantuve enfocada, entrenando, que era lo que más importaba. Y ahora estoy muy contenta, sabiendo que si haces las cosas bien, y trabajando duro, se puede lograr todo. Estoy muy feliz con el resultado, trabajé mucho por ello. Estoy muy motivada porque se viene un proceso que quiero disfrutar.

Han sido nueve años de altas y bajas, de decisiones, de obstáculos. Creo que ahora estoy mucho más madura. Todas esas experiencias me han ayudado a crecer emocional y personalmente, como atleta también. He tenido competencias buenas, competencias malas. De todo aprendemos. Todo me ha ayudado para crecer, incluida la pandemia. No ir a Río me confirmó que quería ir a unos JJOO. El no poder asistir por no estar preparada, porque no lo estaba, ni mental ni físicamente. Anímicamente no estaba bien en ese momento de mi vida. Esa experiencia me ayudó. Fue un trampolín para decidir y darme otra oportunidad de volver a dedicarme y entregarme a los clavados, porque estaba en el limbo antes de Río. Fue una época complicada, pero me ayudó mucho a reconstruirme y priorizar otra vez lo que quería. Ha sido un proceso muy largo desde Londres; sin embargo, sí he madurado muchísimo. Definitivamente voy con otra mentalidad a Tokio 2020.

- Se ha hablado mucho estos últimos días sobre los resultados del control técnico. Ha habido muchos 'dimes y diretes', muchas declaraciones. Directivos han hablado, gente que no está en el día a día, muchas palabras de quienes no quedaron clasificados. ¿Cuál es tu posición al respecto?

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Trato de no meterme mucho en esos aspectos. Respeto mucho las opiniones. Se nos hace muy fácil juzgar sin conocer lo que hemos pasado como atletas. Sin embargo, así como esas personas tienen sus razones de ser, yo también tengo las mías. Desde hace años, Lola (Dolores Hernández, pareja de Carolina en el trampolín de 3 metros) y yo hemos demostrado que somos las mejores: en 2019 ganamos el selectivo de León rumbo al Mundial y Panamericanos, somos campeonas universitarias mayores, ganamos el control técnico. Hemos demostrado que tenemos el talento y la capacidad. Se dijo que el último control técnico iba a ser la competencia de más peso, y así fue. No movieron absolutamente nada de los que quedaron en primero y segundo lugar; así se mandó la lista. En todo mundo se hacen selectivos, y no solo para clavados. Un ejemplo: Simone Biles, que es la mejor, aún no tiene su boleto asegurado. En natación tampoco hay boletos asegurados en otros países. A los mejores del mundo también los hacen competir en selectivos. Creo que eso es lo más justo.

Rommel Pacheco tuvo que ganar su lugar en los selectivos. Demostró que fue el mejor durante mucho tiempo. Creo que lo mejor para México, y cualquier otro país, sería hacer los controles técnicos el menor tiempo posible antes de Juegos Olímpicos, porque al final quien va a representar de mejor forma al país va a ser el que esté en mejor momento ahora, no el de hace dos o tres años, no por tu trayectoria. Las nuevas generaciones vienen fuertes: en trampolín de tres metros el campeón nacional es Osmar Olvera, de 17 años. Qué bueno que respeten esos lugares, porque se irán viendo caras nuevas. ¿Cómo van venir las nuevas generaciones si no van a abrir ese paso? Para mí es muy importante que vaya esta selección, porque son personas que son como mis hermanos. Los he visto crecer. Empecé con ellos desde que tengo 10 años. Sé por lo que hemos pasado. Sé lo tanto que hemos entrenado. No son nuevos, tienen experiencia en Centroamericanos, en Panamericanos, son medallistas y finalistas mundiales; no son caras nuevas. Es la nueva generación, sí, pero tiene talento, tiene ganas y, sobre todo, tiene hambre de ganar. Van a representar a México porque sé que dan lo mejor, no solo en competencia, sino todos los días.

- Bueno, por algo se llaman 'selectivos', ¿no? No todos pueden ir. Es algo normal en el deporte...

Claro, María Espinosa, que es una eminencia, la mejor deportista que ha tenido México, quedó fuera por Briseida (Acosta), que ella es más joven y ganó en los dos selectivos que hubo rumbo a Tokio. En EEUU, la pareja mejor ubicada, la que se ganó la plaza en la Copa del Mundo de Japón, quedo fuera en sincronizados e individuales. Así es esto, así es el deporte. En el fútbol, si te lastimas la rodilla quedas fuera. ¿Hay revanchas? Sí, claro que hay revanchas, porque siempre habrá más selectivos, siempre habrá competencias, porque hay otras oportunidades. Cuando es tu momento tienes que estar en tu mejor forma. Creo que también hay que respetar tu trayectoria como atleta y el no ser egoísta. El festejar algún triunfo ajeno a veces es difícil, pero al final es compañerismo y competencia sana. Me dio muchísimo gusto por Arantxa Chávez, quien repite la misma historia que yo: fue a Londres, no fue a Río y ahora vuelve para Tokio. El hecho de que vayamos a compartir competencia otra vez me llena de alegría, y eso que lo hace en una prueba que también es la mía, es una competencia directa. Lola, que se lastimó la espalda hace un año y medio, la operaron, llegó a competir con menos grado y aun así quedó en buen lugar; es algo de admirar. Eso a veces nos hace falta a los atletas, el reconocer el éxito del de a lado, de tu competencia. Me da mucho gusto esta selección, porque son caras jóvenes que tenemos para otro ciclo olímpico.

- En 2019 te excluyeron de Lima 2019 y del Mundial y alegaste irregularidades. ¿Qué crees que debería hacerse para que los procesos y los criterios fueran más claros y se eviten estos conflictos?

Me sacaron del Mundial y de Panamericanos, así es; de hecho, fue una pareja que ni siquiera compitió en el selectivo. Estaba muy triste, decepcionada, hasta deprimida, porque tantos años de trabajo, haciendo las cosas bien, para que al final no te valoren, no te tomen en cuenta... fue algo complicado. Me gustaría que, como en este último selectivo, respeten la clasificación como quedó, porque en 2019 no fue así. En este último selectivo sí pasó de esa forma: nos llevan a los que quedamos, que es lo más justo. Que siga siendo así, que los procesos selectivos sean claros y que se respete el lugar en el que hayas terminado. El resultado no se ve en una mesa o en un tuit, se ve en la alberca, se ve entrenando, se ve todos los días que has trabajado. Espero que siga siendo así, que siga habiendo competencia y que sea sana.

Hace dos años no se respetó, llevaron a quienes no habían quedado. Creyeron que este año iba a ser lo mismo. Ahora se hicieron las cosas justas. Por eso mismo no están de acuerdo. A veces te conviene, a veces no, al parecer. Para mí, este será el único camino. A pesar de que exigí respuestas y no me las dieron nunca, seguí entrenando, seguí haciendo lo que me tocaba. Eso habla por sí solo.

Mi sueño siempre será tener una medalla olímpica, eso siempre va a ser el sueño de cualquier atleta. Sin embargo, he aprendido que el proceso es más importante que el resultado y la verdad es que lo estoy disfrutando como ninguna otra competencia. Londres lo pasé de noche, no quiero repetir eso. Mi objetivo es entregarme. Desde 2017 lo vengo haciendo, sin importar qué. He comprobado que, con el trabajo honesto y duro, cuando lo haces con amor, cuando de verdad te entregas, los resultados se dan. Voy a seguir dando lo mejor de mí. Me voy a entregar totalmente, en cuerpo, mente y alma.