NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

JUEGOS OLÍMPICOS

Así será el encendido de la llama olímpica de Tokio 2020

La ceremonia, que comenzó en 1936, se producirá a puerta cerrada en el Templo de Hera de Olimpia por los efectos de la pandemia de coronavirus.

Así será el encendido de la llama olímpica de Tokio 2020

El Templo de Hera de la antigua Olimpia será escenario este jueves de una de las ceremonias más tradicionales de los Juegos Olímpicos, el encendido de la llama de Tokio 2020. La ceremonia de este año será excepcional por la pandemia mundial de coronavirus, que ha provocado que los organizadores restrinjan al máximo el acto, que se producirá a puerta cerrada y ante un centenar de personas acreditadas por el Comité Olímpico Internacional (COI), así como el Comité Organizador de los Juegos. Empezará así un periplo que recorrerá durante unos días Grecia hasta su llegada a Atenas el próximo 20 de marzo y su viaje a Japón, donde llegará el 22 de marzo y comenzará un recorrido por 859 municipios del país del sol naciente hasta su llegada a Tokio.

La ceremonia de encendido de la llama es una de las más tradicionales de todos los Juegos Olímpicos. Serán los rayos de sol de Olimpia, sede de los primeros Juegos de la antigüedad, los que enciendan la antorcha. La tradición manda que la llama recorra todas las regiones del país organizador, por más grande que sea este. Japón no será una excepción, y el relevo olímpico recorrerá las 47 prefecturas japonesas bajo el lema de “La esperanza ilumina nuestro camino”.

La tradición de la antorcha olímpica data de los Juegos de Ámsterdam de 1928. Entonces, se encendió una llama que representase el espíritu del evento. No sería hasta 12 años después, con motivo de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, cuando se puso en marcha el relevo de la llama. La idea la tuvo un hombre llamado Carl Diem, que se inspiró de los viejos escritos y dibujos griegos para llevar a cabo este concepto. Un atleta griego, Konstantin Kondylis, fue el primero en iniciar el relevo, que se extiende hasta nuestros días, y continuará también en Tokio.