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BETIS

Zagreb y la gran noche de Nono en Rusia

El Betis necesita igualar la mayor proeza continental de su historia, que llegó en Kazán. El portuense, luego condenado por fallar ante el Sevilla, fue protagonista.

Nono, en un partido ante el Athletic.
Toni Rodríguez

El Betis viaja a Croacia con desventaja (0-1) en la ida y la necesidad por tanto de derrotar al Dinamo de Zagreb en Maksimir para permanecer vivo en la Conference League. Los precedentes no se presentan halagüeños para los verdiblancos, pues perdieron las dos eliminatorias europeas en las que llevaban desventaja de una ida jugada en Sevilla. En cuartos de la ya extinta Recopa, temporada 97-98, el Chelsea venció 1-2 en el Villamarín y luego remató su pase en Londres (3-1). Y hace dos campañas, el Eintracht de Frankfurt consiguió otro 1-2: en la vuelta, Borja Iglesias forzó la prórroga, pero decidió un gol en propia puerta de Guido. Lo más cercano a un vuelco en terreno hostil lo consiguió el Betis hace casi una década: en otro playoff, éste de Europa League, ante Rubin Kazán de Rusia.

Zagreb y la gran noche de Nono en Rusia
Nono

Nadie daba un duro por los heliopolitanos durante la gélida noche del 27 de febrero de 2014 en Kazán. Aquel equipo que entrenaba ya Gabriel Humberto Calderón en sustitución de Juan Carlos Garrido agotaba entonces en LaLiga sus opciones de quedarse en Primera División, luego descendería de manera sonrojante, con apenas 25 puntos. Pero conservaba aún el derecho a soñar en Europa. Y vaya si lo hizo.

Entonces todavía reinaba el valor doble de los goles en campo contrario para decidir los empates. El 1-1 en la ida de Heliópolis ponía por tanto en ventaja a los rusos, pero los tantos de Nono y Rubén Castro decidieron en la vuelta (0-2) para la que está considerada, quizás junto con la victoria ante el Chelsea en Champions, como la mayor proeza en la pobre historia continental del Betis. Aquel encuentro, jugado a casi 20 grados bajo cero y sobre césped artificial, lo gobernó desde la medular el canterano José Antonio Delgado, Nono, capaz de inventarse además el tanto que abría la victoria con un chutazo desde lejos al que, cierto es, contribuyó el meta Ryzhikov.

El portuense, que todavía tenía 20 años, parecía entonces llamado a asentarse como centrocampista de toque en el Betis con una prometedora carrera que condicionó de un tajo, apenas semanas después, un fallo que le dejaría marcado para siempre: el penalti decisivo que eliminó a los heliopolitanos en la tanda de octavos de final ante el eterno rival, el Sevilla, en el Benito Villamarín. Carne de memes entre los sevillistas y condenado por el beticismo, Nono no consiguió remontar el vuelo y se marchó pocos meses después, cedido al Sandhausen de Alemania. Luego ha jugado en Elche, UCAM Murcia, Diosgyori y Honved (Hungría), Slovan Bratislava (Eslovaquia) y Damac (Arabia Saudí). Actualmente milita en el Nassaji Mazandaran, club iraní que entrena el granadino Lucas Alcaraz.

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