“Fui el primer croata del Betis; ahora trabajo de camarero”
Zvezdan Ljubobratovic, fichaje ‘fantasma’ de la primera era Lopera, pilló por sorpresa a Jorge D’Alessandro. Duró solo unos meses: “Rafael Gordillo me ayudó mucho”.


El Betis visita Croacia por tercera vez en su historia, la segunda para jugar con el Dinamo de Zagreb, contra el que ya disputó y perdió el playoff de dieciseisavos de Conference League en la campaña 2023-24. El club verdiblanco ha acogido a cuatro futbolistas del país Vatreni durante su historia: Babic, Bjeliça, Jarni y un desconocido, Zvezdan Ljubobratovic, que no jugó un solo minuto oficial en Heliópolis, durante los primeros tiempos de la era Manuel Ruiz de Lopera.
Nacido en la Yugoslavia de 1971, y con el sobrenombre de ‘Zeko’ (conejo, en croata), Ljubobratovic jugaba de delantero centro. Su fichaje en diciembre de 1992, procedente del NK Bjelovar, sembró una curiosa polémica entre la Prensa cercana al Betis. Jorge D’Alessandro, entonces técnico verdiblanco, aseguró que la llegada del futbolista le había pillado sin conocimiento, por sorpresa. Zeko firmó por cuatro temporadas pero no saltó al campo en los siguientes meses y acabó por volverse a su país el verano siguiente.
Luego, su carrera futbolística dio vueltas por Eslovenia, Bélgica e incluso Rusia, en el Rubin Kazán. Pero el fútbol no le resolvió económicamente la vida, ni mucho menos. Ahora, a los 54 años, confiesa al diario 24sata que no ha parado de trabajar desde que colgó las botas, en 2005: “Fui el primer croata que jugó en el Betis, sí, pero ahora me gano la vida como camarero en Bjelovar. Cosas de la vida”.
Zeko explica su misterioso fichaje por el equipo del Villamarín: “Fue pura casualidad. Mi entrenador había sido Miodrag Kustudic, que vivía en España, y por aquel entonces yo era el máximo goleador de Segunda; había marcado 18 goles en 11 partidos. Kustudic había traído al director deportivo del Betis a Croacia y fueron juntos a ver el partido entre el Osijek y el Dinamo, porque el Betis estaba interesado en Vlaovic y Cvitanovic. De vuelta a Zagreb, Kustudic sugirió: “Vamos a ver un partido a Bjelovar, tengo un jugador interesante allí”. Jugamos contra el Olimpija Osijek, marqué dos goles, y el director deportivo del Betis dijo: “¡Lo quiero!”. Así que acabé en España”.
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Aunque duró pocos meses allí, Ljubobratovic no tiene un mal recuerdo de Sevilla ni del Betis: “Aprendí español rápidamente; en dos meses entendía lo que me decían y sabía cómo responderles. A mucha gente le sorprendió. Uno de mis amigos era el búlgaro Trifon Ivanov, que apenas entrenaba pero luego era de los mejores en los partidos. También estaba Ángel Cuéllar, que luego jugaría en el Barcelona. Rafael Gordillo, leyenda del Real Madrid, me ayudó mucho. Me contó que se había hecho amigo de Milan Jankovic en el Real Madrid, que me tenía simpatía por ser jugador de Yugoslavia”.
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